La abogada Rosario Porto y el periodista Alfonso Basterra llevan más de cuatro meses en prisión provisional imputados por el asesinato de su hija Asunta. Proclaman entre rejas su inocencia y de ser así tienen en su mano abandonar el centro penitenciario de Teixeiro. Basta con que den una justificación razonable de quién y por qué drogó con Lorazepán a la pequeña durante tres meses -tenían que ser conscientes de su estado anómalo, varios profesores se lo comunicaron y la niña se pasó dos días durmiendo- y también quién forzó a la pequeña a ingerir una alta dosis de dicho medicamento el día de su muerte, mientras ambos estaban con ella, para evitar que se defendiera cuando finalmente fue asfixiada.

Estos son los "hechos incuestionables" en base a la autopsia y a los análisis toxicológicos por los que la Audiencia de A Coruña los mantiene en prisión: "o participaron en el crimen" o tuvieron que percatarse de que la menor "estaba drogada". A ello se suman otras pruebas indiciarias y las declaraciones de testigos que también ponen en evidencia mentiras y contradicciones en las declaraciones de los dos imputados. Basterra, tras su primera comparecencia, se negó a volver a declarar, mientras que Porto se ha puesto la toga y ejercita su codefensa.

EAnálisis del pelo de Asunta. Revelan la existencia de Lorazepán en el segmento de 1 a 4 centímetros, lo que indica el consumo en los meses inmediatamente anteriores a la fecha del fallecimiento. Coincide con la fecha en que Basterra adquirió el medicamento. Asunta permanecía en aquella época, según el auto de la Audiencia, al cuidado de su padre que, al menos en tres ocasiones la llevó a diferentes actividades bajo los efectos de sustancias tóxicas. Uno de los días había dormido en su casa.

Asfixia por sofocación. El informe de la autopsia indica que Asunta falleció por "sofocación". Es decir, alguien la asfixió. A las 18.20 horas seguía viva ya que fue grabada en el asiento del copiloto en el coche de su madre.

Sedación. Asunta fue sedada entre dos horas o dos horas y media antes de su muerte. El nivel de Lorazepán que se encontró en la sangre, 0,68 ug/ml se incluye en el rango tóxico, y su presencia en el contenido gástrico implica un consumo reciente. Además se detectaron pequeñas cantidades del medicamento en la orina, cuando la eliminación de los tóxicos por esta vía comienza entre 2 y 4 horas después de su absorción. Todo esto indica que la ingesta de Orfidal -cuyo principio activo es el Lorazepán- tuvo lugar en casa de Alfonso Basterra, donde comieron los tres aquel 21 de septiembre, y de donde Rosario y su hija se fueron pasadas las 17.15 horas; primero la niña y diez minutos después su madre. Posiblemente no fue drogada durante la comida, ya que la autopsia determina que la pequeña tomó sus últimos alimentos sólidos entre 3 y 4 horas antes de fallecer, aunque sí bebió líquido una hora antes de su muerte.

Fallecimiento. No hay hora fija de la muerte de la niña, que inicialmente la autopsia fija entre las 16.00 y las 20.00 horas, aunque se cree que tuvo lugar cerca de las 7 de la tarde. Un momento en el Asunta estaba con su madre, según la Audiencia de A Coruña. O en todo caso cuando Porto, según su versión exculpatoria, dejó a la niña en la calle República Argentina de Santiago. La menor, según los informes toxicológicos, tendría que estar ya bajo influencia del Lorazepán "en cantidades tan altas que es imposible que no se hubiese percatado de su estado", según la Audiencia.

Compra de Orfidal. Basterra compró al menos en tres ocasiones Orfidal en una farmacia próxima a su domicilio en Santiago. En concreto, según datos aportados por la persona que le atendió el 5 de julio de 2013 adquirió una caja de 50 comprimidos, el día 17 otra caja de 25 comprimidos y el 16 de septiembre, cinco días antes de la muerte de Asunta, una caja de 50 comprimidos. En la farmacia el padre de Asunta aseguró que se las había recetado un médico que negó haberlo tratado en los últimos años.

Polvos blancos. La administración de unos "polvos blancos" , a los que han aludido tanto Basterra como Porto para tratar una alergia de la niña, no cuenta con el refrendo médico del diagnóstico de dicha enfermedad, ni con prescripción facultativa. Basterra admitió que se los dio, pero no sabía si los tenía él en casa, los llevó Rosario ni para qué eran.

Rosario y su falta de sinceridad. La Audiencia de A Coruña considera muy relevante la "falta de sinceridad" de Rosario Porto, concretamente al declarar que había dejado a Asunta estudiando en su casa de Santiago tras comer las dos en casa de Basterra pues "está probado que la trasladó a Teo". Ella misma lo admitió al conocer la existencia de grabaciones de ambas en su coche.

Asesinato en Teo. La Audiencia apunta que existen "indicios evidentes" de que fue en la casa de Teo donde se privó de vida a la niña estando Rosario presente y que fue ella misma "la que transportó a la menor al lugar donde fue encontrada". En este sentido indica que "se ha podido comprobar que la hora del fallecimiento de Asunta coincide con su presencia en Teo" y que una vez de noche "se puede pasar incluso con linterna y sería muy difícil ver el cadáver en el lugar que apareció". La alarma de Teo fija minutos antes de las nueve de la noche la salida de Rosario de la casa. Un vecino la vio y le dijo que iba con prisa porque había dejado sola a la niña en su domicilio de Santiago.

El móvil, la gran incógnita. El móvil del asesinato de Asunta es una gran incógnita. Una "herencia", un "secreto familiar", la niña les "estorbaba" en las nuevas vidas que querían emprender... Desde que Porto y su exmarido fueron detenidos se han sucedido presuntos motivos para el crimen que o se han diluido o parecen haber quedado aparcados. La niña, de 12 años, había sido adoptada con apenas 9 meses en China y era una alumna de altas capacidades. Iba un curso adelantada a su edad, estudiaba inglés, chino y francés, así como ballet y música. Buscar razón a la sinrazón es harto difícil, según los expertos y tan solo Rosario y Alfonso, de ser culpables, saben el por qué.