El relato cronológico que el juez realiza sobre el crimen de Asunta empieza casi tres meses antes de su muerte. Concretamente la madrugada del 4 al 5 de julio de 2013, cuando se produce el misterioso asalto del hombre de negro en el céntrico piso de Santiago en el que Rosario vivía con su hija. Para Taín esta versión de lo ocurrido aquella noche no es más que una “explicación pueril” y “pactada” por los padres para “enmascarar” la realidad, un “rumor” que Rosario hizo circular después de que la niña, asustada, relatase ese asalto a una amiga de la familia. Y la realidad para el magistrado es que ese suceso no fue obra de ningún extraño, sino que se trató de un “intento de asesinato” en el que “ya estuvieron implicados” los dos imputados. El auto sitúa también en esa fecha el primero de los varios episodios de sedación con Lorazepam previos al crimen.

Ese acontecimiento es al que el instructor se refiere como “el primer episodio sospechoso”. Ocurre tres días después de que Rosario saliese del hospital en el que había estado ingresada. Y de forma inmediatamente posterior a que, según el juez, Basterra vuelva a ejercer su recurrente “dominación psicológica” sobre Porto, a la que acababa de descubrir en una “mentira” con respecto a la relación sentimental que ella tenía con otro hombre y que él siempre habría pretendido, sin conseguirlo, que abandonase.

¿Pero qué ocurrió ese 4 de julio? Taín no duda de que esa noche alguien trató de asesinar a Asunta en el piso de su madre, pero ve “pueril” la explicación que dio Rosario del hecho. No se cree que un asaltante entrase de repente en la casa tratando de acabar con la vida de la niña. El instructor considera que lo relatado sobre ese episodio y la actitud que tuvieron los padres responde a un “pacto” entre ellos. Como el hecho de que a la mañana siguiente, sin razón aparente, Alfonso apareciese en la vivienda para “tranquilizar” a la menor.

Lo que, a juicio del juez, noesperaban los padres es que Asunta contase a una amiga de la familia que un hombre de negro la había atacado. Y esa mujer llamó a Rosario instándola a que denunciase, sino lo haría ella. “Eso es una amenaza y Rosario acude a comisaría”, cuenta Taín. Finalmente no interpone denuncia alguna. El juez concluye que los autores de esa agresión fueron los padres. La defensa de Porto insistía ayer que ese asalto de un hombre de negro existió y que si Rosario decidió no denunciar, fue para evitar un “calvario” a la niña.