Los pasajeros que el miércoles por la noche despegaron del aeropuerto de Lavacolla a bordo de un avión de Ryanair rumbo Madrid se llevaron un buen susto. Cuando la nave se disponía a tocar tierra en su destino, Barajas, se vio obligada a abortar la maniobra y virar. El motivo -detallan fuentes oficiales de la aerolínea irlandesa- es que "la pista estaba ocupada por otra aeronave". La compañía low cost explica que el avión "realizó una maniobra rutinaria de aterrizaje frustrado y dio la vuelta en la fase de aproximación a Barajas, según las indicaciones de la torre de control, dado que la pista estaba ocupada por otra aeronave". La compañía insiste en que la maniobra se llevo a cabo "según los procedimientos establecidos". "El vuelo aterrizó con normalidad minutos más tarde", zanja la low cost, que ayer tarde eludía informar de cuántos pasajeros trasladaba a bordo.

Uno de esos viajeros asegura que cuando estaban a punto de tomar tierra y estaban encima de la pista, el avión tuvo que girar violentamente a la izquierda y levantar el vuelo". "Por las ventanillas de la derecha se pudo ver como otra nave entraba en la pista", relata el pasajero, quien asegura que, una vez en el aire, el piloto explicó que tuvo que abortar el aterrizaje, ya que la pista asignada estaba ocupada. Desde Enaire -el nuevo nombre con el que se designa a AENA, responsable de la navegación y el espacio aéreos- revelan que ya se ha abierto una investigación de oficio para esclarecer "con exactitud" lo ocurrido el miércoles noche. El gestor insiste en que la operación que realizó el avión de Ryanair es una maniobra "estandarizada" y que "no entrañó riesgo para la navegación aérea". Fuentes de la entidad declinan analizar lo ocurrido o sus posibles causas a la espera de que sus exámenes arrojen las primeras conclusiones.

Enaire sí confirma no obstante que el vuelo afectado fue el que despegó el pasado día 13 a las 22.15 horas de Lavacolla rumbo a Barajas, donde debía aterrizar en torno a las 23.20 horas La del miércoles no es la primera operación de Ryanair que pone a prueba los nervios de su pasaje. En septiembre de 2010 un Boeing 737-800 de la low cost que volaba entre El Prat y Lavacolla tuvo que abortar su aterrizaje en Santiago con una maniobra brusca. En 2012, la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA), dependiente de Fomento, abría una investigación para esclarecer las "responsabilidades" de la low cost después de tres aterrizajes forzosos en Valencia por falta de combustible.