Una obra de arte robada no deja de buscarse nunca y en los últimos años se sigue la pista a más de un millar de obras robadas en Galicia. La fotografía y los datos de estas piezas se incluyen en la lista Dulcinea que comparten Policía Nacional y Guardia Civil y las alertas se transmiten a los anticuarios.

La colaboración de estos colectivos profesionales es "total" con las fuerzas de seguridad, expone el vocal vigués de la Asociación de Anticuarios de Galicia, Juan Lepina. "El profesional de nuestro sector no toca nunca una pieza robada. Trabajamos con documentos que acreditan su procedencia. Nos afectan mucho estos robos porque nuestra profesión es muy digna, otra cosa es quienes prefieren acudir a chamarileros", asevera.

Además del conocido como libro de policía, deben registrar en el Libro blanco de la Xunta las piezas que puedan estar catalogadas como patrimonio artístico.