"Hubiera sido mejor que se quedara quieta y que se llevaran todo lo que quisieran", se lamentaba ayer Luisa Soto, una de los cuatro hermanos de la cruceña María Soto, la asistenta asesinada durante el asalto a la casa rectoral de la parroquia padronesa de Cruces del pasado domingo. Luisa vive con su hermana América, ambas solteras, y su sobrino José Pol en el número 7 del lugar de Pazos, la casa familiar que cuenta con una explotación ganadera donde incluso ayer no cesaba la actividad a pesar de lo sucedido. "Vino por Difuntos y aún me dejó pagadas unas misas para el cura", recuerda Luisa mientras se esfuerza por que la emoción no la embargue conteniendo las lágrimas. Tanto ella como su sobrino José Pol permanecían en la mañana de ayer impactados por la noticia a la espera de saber qué pasaría con el cadáver de su familiar en el día de hoy.

María Soto es recordada en su tierra natal como una mujer "trabajadora y muy religiosa", según indica su primo hermano José Madriñán, que recuerda que comenzó como asistenta de su hermano, el párroco de Santa Cristina de Vea, Celso Madriñán. "Cuando murió mi hermano estuvo dos años con el párroco de Sofán, en Carballo, y después vino un tiempo para su casa", rememoraba ayer su primo. Antes de entrar como asistenta del párroco de Cruces, en Padrón, María Soto estuvo en la Ría de Vigo con el párroco de Domaio, donde ejerció de asistenta durante un par de años en su casa rectoral. La malograda vecina de Oirós llevaba 26 años trabajando de asistenta para el cura párroco de Cruces, Ramón Barral.

La capacidad de trabajo de María Soto era recordada ayer por sus familiares como una de sus cualidades más importantes. "Ella siempre estaba trabajando en la rectoral porque siempre tenía algo que hacer", explica José Madriñán. Su afición por la huerta la había convertido en toda una experta a la hora de plantar productos de la tierra. "En la rectoral de Cruces tenía muy buena fama porque se le daba muy bien lo de plantar tomates, patatas y demás", apostilla su primo hermano.

Por su parte, el alcalde de Vila de Cruces, Jesús Otero, anunció ayer una reunión entre el grupo de gobierno y el resto de partidos políticos de la corporación para tratar el asunto. "Lo que haremos entre todos es elaborar un comunicado conjunto de repulsa por lo sucedido y de condolencia a la familia por parte de todos los partidos políticos del consistorio", apuntó el primer edil cruceño, que también anunció su intención de acudir esta tarde al funeral. El arzobispo de Santiago, Julián Barrio, ha confirmado su presencia en las exequias de María Soto. Barrio había mostrado su intención de presidir los actos religiosos como reconocimiento a una mujer a la que apreciaba en vida. "Se hicieron amigos porque cada vez que el Arzobispo de Santiago iba a Cruces a confirmar comía en la casa rectoral", recuerda José Madriñán. El prelado compostelano se puso en contacto ayer con la familia para expresar su deseo de asistir al funeral siempre y cuando fuese a las cinco de la tarde porque su agenda no le permitía otro horario para desplazarse.