El pequeño Imran llevaba ocho días muerto cuando los operarios de Adif hallaron su cuerpo dentro de una maleta junto al apeadero de La Argañosa, en Oviedo. El compañero sentimental de su madre, el coruñés David F. V., lo mató a golpes durante la madrugada del domingo 26 de octubre en el piso de Vallobín en el que convivían después de llevar dos días consumiendo "grandes cantidades" de alcohol y cocaína. El coruñés de 33 años, "completamente drogado", le pegó tal paliza al niño que entre otras muchas lesiones le provocó una "fractura de cráneo, estallido hepático y contusión renal", según recoge la autopsia. David F. V. declaró el jueves en los juzgados que en el momento de la agresión estaba solo en la casa y que la madre del pequeño, Fadila C., no supo nada del crimen hasta que ambos fueron detenidos en León "porque le había dicho que Imran estaba en Galicia con su hermana". David F. V. reconoce "que se volvió loco" y que "simplemente" arremetió contra el niño "porque no paraba de llorar".

Éstos y algunos otros detalles sobre la terrible muerte del pequeño salieron a la luz ayer después de que la titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Oviedo, Begoña Fernández, levantase el secreto sobre las diligencias del caso practicadas hasta el momento, unas "pruebas" que mantienen a la pareja preventiva en la cárcel de Villabona como presuntos autores de los delitos de lesiones, maltrato habitual y asesinato con alevosía y ensañamiento. Aunque David F. V. exculpa a su pareja y "asume totalmente su culpabilidad" -según su abogado-, la jueza considera que existen "contradicciones" en el testimonio de la mujer y que Fadila C. no ha podido explicar "de forma creíble" por qué "se desentendió del paradero del menor" durante tanto tiempo. El relato de los hechos que defiende David F. V. comienza el viernes 24 de octubre. Ese día, según su versión, salió del taller de coches en el que trabajaba, en el barrio de La Tenderina, y estuvo "toda la tarde y toda la noche" consumiendo alcohol y cocaína. El sábado por la mañana volvió al piso que compartía con Fadila C. y con el niño, en Vallobín, con el fin de conseguir más dinero para drogas. "Asegura que hubo una fuerte discusión porque ella le dijo que no tenía dinero y que después de la pelea se marchó", afirma el letrado que lo defiende, Eduardo Rueda. Fue entonces cuando David F. V. acudió a su lugar de trabajo, donde presuntamente sustrajo dos ordenadores y 250 euros en metálico, unos hechos "que también reconoce" y por los que se le imputa un supuesto delito de robo con fuerza. Según se desprende del sumario del caso, "existen grabaciones de las cámaras de seguridad del taller en las que aparece mi cliente", dice Rueda.

El "botín" sustraído del taller de La Tenderina le permitió a David F. V. "seguir consumiendo durante todo ese sábado", pero en la madrugada del domingo volvió a quedarse sin droga. El coruñés le contó a la juez "entre sollozos" y "hundido por la culpa" que regresó a casa y se puso "muy violento". Comenzó "a romperlo todo y a darle patadas a los muebles", algo que provocó que Fadila C. "huyese de la casa porque le tenía miedo". Entonces, una vez solo en la vivienda, se fue a la habitación de Imran. El pequeño "estaba despierto" y comenzó a llorar alterado por la situación, una reacción que le costó la vida. "David declaró que al principio le dio una bofetada para tratar de calmarle, pero que el niño no se callaba y siguió golpeándole hasta que ocurrió lo que ocurrió", mantiene el abogado Eduardo Rueda.

Cuando se dio cuenta del impacto de la brutal paliza, David F. V. "trató de llevar al niño a un centro de salud". Según consta en su declaración, lo envolvió en una manta y lo bajó por las escaleras, pero al pequeño "se le cayó la cabeza hacia un lado" y se dio cuenta de que estaba muerto "porque no respondía". David F. V. asegura que Fadila C. seguía sin estar en casa -ella a su vez declaró ante la juez que estuvo en un parque cercano a la vivienda para escapar de la ira de su pareja- y que dio la vuelta al piso a por una maleta para ocultar el cuerpo del pequeño. El gallego sostiene que caminó "sin rumbo fijo" hasta que encontró un sitio para ocultar el cadáver. Lo dejó entre unas zarzas, cerca de las vías del tren, en las inmediaciones del apeadero de La Argañosa.

Cuando regresó a casa -hasta el momento no ha trascendido el tiempo supuestamente transcurrido- le dijo a Fadila C. "que había llevado al niño con su hermana porque estaba mejor en Galicia", señala la abogada que defiende a la mujer, Belén González. Supuestamente el pequeño ya había vivido en sus carnes mas episodios violentos y David F. V. "la convenció diciéndole que no quería pegarle más ni hacerle más daño, y que por eso se lo había llevado". Fadila C., según su letrada, "le tenía tanto miedo y estaba tan influida por él que se lo creyó". También "le contó a la juez que se deshizo de algunas ropas y juguetes del niño para preparar mejor la coartada ante su pareja", explica el abogado del coruñés. Algunas fuentes apuntan que David F. V. le habría entregado la ropa del bebé a un subsahariano que estaría llamado a declarar el próximo martes por la jueza instructora.

La pareja estuvo durante cinco días viviendo a menos de 500 metros del lugar en el que yacía el cuerpo sin vida de Imran. Según recoge el sumario, David F. V. le dijo a su compañera sentimental que había llegado a un acuerdo con los responsables del taller mecánico de La Tenderina en el que trabajaba para seguir allí hasta que saldase la deuda por su robo. David F. V. mantiene que después le contó que los problemas en el trabajo habían ido a peor y que tenían que marcharse de Oviedo. Se habrían ido a León el viernes 31 de octubre, una ciudad en la que ambos estuvieron "prostituyéndose para conseguir dinero" hasta el pasado martes, cuando David F. V. llamó al teléfono del 112 para confesar el crimen. "No tenía saldo en la tarjeta ni para marcar el teléfono de la Policía", afirma su abogado.

Fadila C. asegura que no se enteró de nada a pesar de que la muerte de Imran ya ocupaba titulares en todos los periódicos de España. "Se las arreglaba para que ella no viera las noticias. Sólo le ponía series y películas y música en la radio.

Ella aceptaba porque siempre hacía lo que él quería", señala la letrada Belén González, que también aclara que su cliente no es consumidora de drogas. No obstante, esa versión no le cuadra a la juez ni al ministerio fiscal, que han acordado el ingreso en prisión preventiva de la madre del pequeño al considerar que "no se preocupó directamente de donde estaba, con llamadas telefónicas o cualquier otro tipo de comunicación hacia las personas con las que según ella estaba el menor, cuando, como madre, era la única responsable de su custodia", dice la juez.