El caso de David F.V., el coruñés encarcelado de forma preventiva como presunto autor de la muerte del pequeño Imran en Oviedo, daba un vuelco esta semana. El padrastro del niño, que inicialmente se había autoinculpado del denominado crimen de la maleta, comparecía a petición propia ante la juez para retractarse y culpar a su expareja y madre del menor, la marroquí Fadila C., también en prisión por estos hechos. Y a lo largo de los últimos días se han sucedido nuevos detalles del caso, algunos sobre las relaciones familiares que existían de forma previa al homicidio: por ejemplo, al menos según la defensa de la madre del niño, que este gallego golpeó supuestamente a Fadila el mismo día que llegaron a Oviedo procedentes de Estepona (Málaga). Lo hizo delante de otra mujer que les acompañaba en el coche, una exnovia de David F. V. que mantenía buena relación con él y "que vino con ellos desde Andalucía" cuando la pareja llegó a Asturias con el pequeño que dos meses después apareció muerto en una maleta tras haber recibido una brutal paliza.

La letrada Belén González, que representa a Fadila C., se refiere a estos hechos "como un ejemplo más de que mi cliente estaba siendo maltratada por un hombre que la tenía atemorizada". La expareja de David reconoció en su día en los juzgados que vino a Oviedo a traerlos y que les ayudó a asentarse en la ciudad, pero en declaración oficial no figura ninguna alusión al supuesto episodio violento.

Pero según la defensa de Fadila C., los hechos se produjeron "en un polígono industrial cercano a Oviedo". La jurista afirma que David F. V. "estaba cabreado" porque en el viaje hacia Asturias "los agentes de Tráfico le habían retirado el carnet de conducir" y reaccionó "de forma violenta" contra su compañera. Fue tal esa "violencia" que el gallego "acabó rompiendo el carrito del niño". La abogada de Fadila C. asegura que esa no fue la última vez que David F. V. maltrató a su cliente, ya que "la presión contra ella era constante".

Tal y como informó ayer LA OPINIÓN, existe un informe médico de 2005, realizado por el Sergas en Galicia, en el que se describe a David F. V. como una persona "disocial y con dependencia de la cocaína". Además, los médicos recogen en ese documento que el padrastro de Imran tiene "intolerancia a la frustración con descargas agresivas o impulsivas ante la menor incomodidad" y que por entonces no soportaba ver llorar a su hijo de tres meses, "un niño de una anterior relación que hoy en día tiene 9 años y vive en A Coruña", dice la letrada antes citada. El informe médico señala además que ante los llantos reaccionaba "de una forma desproporcionada".

Para la abogada de Fadila, el documento médico "corrobora y explicaría" la primera versión de David F. V., que en un primer momento asumió el crimen de Imran en solitario y declaró ante la juez que lo había matado a golpes la madrugada del 26 de octubre de 2014. El coruñés dijo entonces que llevaba dos días enteros a base de alcohol y "coca" y que se ensañó con el pequeño porque no paraba de llorar. Ahora ha cambiado su versión y culpa a Fadila C. del asesinato. Asegura que hasta ahora la había estado encubriendo porque estaba embarazada y esperaba un niño suyo, pero Fadila C. decidió abortar y eso hizo que él cambiase de opinión.

La abogada que defiende a la madre del pequeño Imran afirma que David F. V. también fue denunciado por malos tratos por dos parejas anteriores. El presunto agresor también tiene antecedentes "por robo con fuerza, quebrantamiento de condena y delitos de tráfico".

Un informe policial revela que el cuerpo sin vida del menor fue lavado y amortajado "según el rito musulmán", pero la defensa de la madre replica que la mortaja que usan los árabes debe ser blanca y de "hilo o algodón", lo que no se corresponde, dice, con la manta que envolvía al pequeño cuando fue localizado su cadáver.