Las autoridades francesas han acelerado el rescate y la identificación de los restos de las víctimas del avión, por respeto a sus familiares, muchos de los cuales siguieron llegando ayer al lugar del drama. La Gendarmería, responsable de las pesquisas en la montaña, elevaron el ritmo de recuperación de muestras humanas.

Cuarenta especialistas trabajan en difíciles condiciones para recolectar restos humanos y otros elementos que puedan servir a la investigación. El coordinador de esa labor, el coronel Patrick Touron, director adjunto del Instituto de Investigación Criminal de la Gendarmería, afirmó que cuentan ya con entre 400 y 600 restos humanos que están siendo analizados en el centro avanzado montado en la localidad de Seyne-les-Alpes. La violencia del impacto prácticamente pulverizó a los pasajeros, cuyos restos ardieron posteriormente en la explosión del queroseno del aparato.

Por eso, indicó Touron, "no se ha encontrado ningún cadáver intacto", pese a que los investigadores comenzaron la búsqueda por el lado más alejado del impacto, donde teóricamente habrían sufrido menos daños.

En el laboratorio de campaña de Seyne un grupo de forenses franceses apoyados por investigadores españoles y alemanes busca en los restos rescatados pruebas de ADN, huellas dactilares o el perfil dental, los únicos elementos que permiten la identificación de un pasajero.

Los datos recogidos en la falda alpina son enviados al laboratorio de la policía científica de la Gendarmería de Rosny-sous-Bois, al este de París, donde están almacenados los perfiles de las víctimas, desarrollados a partir de las pruebas aportadas por sus familiares.