La amistad entre el huido Lorenzo Toledano González y Javier Fernández Pomares, considerados cabecillas de la red de narcos desarticulada por el Juzgado de Instrucción 1 de Vigo, viene de hace décadas. En el año 2000 fueron condenados juntos por un alijo marítimo de 1.152 kilos de cocaína interceptado en el marco de la operación Manzanal tres años antes. A Pomares le cayeron 20 años como jefe de la organización y a su socio solo seis por los problemas psiquiátricos que alegó su defensa.

Aquella condena no fue la primera para Toledano. El 5 de octubre de 1992 secuestró e intentó matar a otro gran narco, Rafael Bugallo Piñeiro, O Mulo (detenido con otro gran alijo marítimo de coca el pasado mes de enero). El cambadés y Tucho Ferreiro lo llevaron a punta de pistola al cementerio de Caldas donde ya habían cavado su tumba. Le dijeron que se metiera en ella pero O Mulo le mordió a uno en la mano, escapó y denunció lo ocurrido. Toledano fue condenado en 1992 a 7 años de prisión por detención ilegal y a otros 3 por tenencia ilegal de armas, pero el Gobierno le indultó en 1995 y suspendía la mitad de las penas que tenía pendientes de cumplimiento.

La última vez que se sentó en el banquillo de los acusados fue en marzo de 2006, junto a su mujer (que ayer quedó en libertad con cargos defendida por el penalista José Luis Gutiérrez Aranguren, abogado también de la madre de la asesinada Asunta Basterra), su cuñado y varios ciudadanos de nacionalidad turca. La Fiscalía pedía para cada unode ellos 12 años de prisión como integrantes de una red de tráfico de heroína. Ahora a Toledano se le busca por 6.000 kilos de hachís y casi mil de cocaína.