Los párrocos y las casas rectorales de Galicia se han convertido en objetivo de ladrones y asaltantes. En el último año seis párrocos fueron asaltados en sus viviendas, la mayoría de madrugada y con el robo como móvil, pero cuatro de los casos siguen impunes. La violencia empleada fue tal que la asistenta del párroco de Padrón falleció, al igual que el sacerdote de Celanova, donde también robaron la talla de la Virgen del Cristal. Ninguno de los asesinatos se ha resuelto. La mayoría de estos sacerdotes son de edad avanzada por lo que es más complicado que se defiendan, y viven aislados al lado de sus iglesias, lo que allana el camino de delincuentes.

Uno de los casos más recientes, y del que pocas pistas se tienen, es el ocurrido a principios de agosto en la parroquia moañesa de Domaio. El párroco Samuel Aristizábal, de origen colombiano y con 55 años, fue amordazado de pies y manos y golpeado en repetidas ocasiones con una bombona en la cara por cuatro personas. Sufrió fracturas múltiples en mandíbula y paladar por lo que tuvo que ser operado de urgencia. Los hechos ocurrieron pasada la medianoche del día 7 de agosto, cuando cuatro personas de origen extranjero forzaron de un golpe la puerta del domicilio. Al entrar, a cara descubierta y sin armas, golpearon al cura, lo tendieron en la cama y lo ataron mientras exigían todo su dinero. El religioso pudo desatarse y pedir auxilio a una vecina de confianza, quien fue la encargada de llamar a la ambulancia. Se apunta a un grupo del Este, pero no han sido detenidos.

La noche del pasado 9 al 10 de marzo, Adolfo Enríquez Méndez, de 77 años, cura de la parroquia ourensana de Vilanova dos Infantes, apareció muerto en un pajar cercano a la casa rectoral que habitaba. Su hermano encontró el cadáver en una visita a la vivienda, ya que hacía varios días que no se tenían noticias del párroco. Los ladrones desvalijaron la casa sacerdotal y se llevaron la querida Virxe do Cristal, la imagen mariana más pequeña del mundo, de solo 5 centímetros. El cuerpo fue hallado boca abajo, con un golpe en la cabeza y sangre en la boca tras recibir una paliza. Aunque los investigadores apuntan a una banda extranjera, ni los asesinos han sido arrestados ni la pequeña talla recuperada.

Otro caso que se saldó sin heridos pero sin culpables fue el sucedido en la parroquia de Cotobade. El párroco de Tenorio, Jesús Escudeiro, de 85 años, fue atacado en la madrugada del 10 de abril mientras dormía en la rectoral. Escuchó ruidos de cristales e intentó encerrarse en su habitación, pero los asaltantes echaron la puerta abajo y entraron. Dos atracadores con pasamontañas le intimidaron para que les entregase todo el dinero, aunque no le hicieron daño. Les dio su cartera y 600 euros. También se apropiaron de unos 100 euros en monedas de los cepillos de la iglesia.

Otro de los casos sin resolver es el asalto a la parroquia de Santa María de Cruces (Padrón) el 14 de septiembre de 2014, que terminó con la muerte de la asistenta del cura Ramón Barral Camba. La víctima, Maía Soto, tenía 79 años y llevaba 26 viviendo con el religioso. Se detuvo a dos sospechosos que quedaron en libertad a pesar de imputarles un delito de homicidio y robo con violencia.

Tres semanas después, la madrugada del 4 al 5 de octubre, tres encapuchados maniataron al cura de Pontedeume, Ramón Caspón Raposo, sustrayéndole objetos, tarjetas y dinero en efectivo. Dos varones fueron arrestados y tras declarar quedaron en libertad con cargos.

El 14 de marzo, J.J.B.L., de 43 años y vecino de Santa Locaia de Parga, preparó una comida para Alfonso Blanco Torrado, párroco de Guitiriz, con EL que el hombre llevaba tratando varios años por su adicción a las drogas. El menú constaba de caldo con ansiolíticos. El cura se sintió indispuesto, se quedó traspuesto y al levantarse mareado se cayó al suelo y se hizo una brecha en la cabeza. Su anfitrión, que no entró a la fuerza en la casa ya que tenía acceso a ella, le robó el dinero e intentó despertarlo pero, asustado, avisó a una ambulancia y el sacerdote fue trasladado al hospital. J.J.B.L. viajó hasta Lugo detrás de la ambulancia. Fue enviado a prisión provisional acusado del envenenamiento.