La forense del Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga) que participó, junto a otra compañera, en el levantamiento del cadáver de Asunta Basterra, el 21 de septiembre de 2013 en una pista forestal de Teo (A Coruña), ha señalado que su "impresión" es que la niña fue "colocada" allí "de una forma más o menos rápida".

Sobre si apreciaron signos de violencia, ha apuntado a las "lesiones leves" que atribuyó al "arrastre" del cuerpo --dos lesiones en la región dorso lumbar izquierda y otra en la región lumbar, por debajo; y una en el tercio distal de la cara anterior de la pierna derecha--, además del "moco sanguinolento que salía por las fosas nasales".

A cuestiones del fiscal acerca de si sopesaron que hubiera sido atropellada, ha indicado que sí, pero que "duró muy poco tiempo". "La razón fue que con anterioridad estuvo allí el equipo el 112 y el médico, como la niña tenía la pierna ligeramente rotada hacia fuera, podría aparentar una rotura de cadera. Esa posibilidad la dejó ahí pero casi con seguridad comentó que podía no tenerla", ha explicado.

Así, ha recordado que "en aquel momento se trataba de una niña que había desaparecido, que aparece en el monte, que sus padres denuncian su desaparición", por lo que se ha preguntado: "¿un atropello?", para responderse a sí misma que "no", que "en seguida" se descartó y se sopesó entonces "una agresión sexual".

"Tratándose de una mujer, niña, adolescente, que desaparece de su casa, que sus padres supuestamente la dejan en casa y que aparece en el monte... Pensamos que alguien la pudo haber raptado, alguien que la mató y que la dejó allí. Era la hipótesis que tenía más fuerza", ha relatado.

Con todo, a continuación ha destacado que, como la ropa interior estaba "bien colocada", algo no habitual en agresiones sexuales, y debido a que no vieron "nada que indicara que hubiera sido agredida", también se vino abajo esta hipótesis.