Si las pruebas concluyentes brillaron por su ausencia durante el interrogatorio a los peritos del servicio de Química de la Guardia Civil, menos aún se obtuvieron durante el testimonio de los agentes del servicio tecnológico. Estos informaron de que el ordenador de sobremesa de Rosario Porto registró dos conexiones a internet que duraron más de hora y media la noche el día que se denunció la desaparición de Asunta y que esta murió, pero no se especificó las páginas visitas o la actividad realizada desde el equipo.

La primera conexión se realizó entre las 12.00 horas y las 14.30 del 21 de septiembre de 2013 y la segunda entre las 23.56 y las 1.39 del día siguiente, ya tras haber denunciado la desaparición. Horas después, su cuerpo sería descubierto descalzo y sin vida por un vecino de Teo en una pista forestal.

Uno de los agentes recordó que se habían recuperado también 579.000 archivos borrados o dañados del portátil de Basterra, pero insistió en varias ocasiones en que su departamento no había analizado el contenido. Este equipo se conectó por última vez el 20 de septiembre.

El portátil constituye uno de los misterios del caso, pues durante los registros del piso de Basterra en el centro de Santiago la Policía no lo localizó. Semanas después, apareció en un lugar visible del apartamento.

Los peritos descubrieron una huella en el disco duro del equipo, pero tampoco pudieron concluir si este había sido manipulado ni a quién correspondía la pegada.

El análisis de este equipo ilustró la jornada de ayer en el proceso sobre un crimen que ha conmocionado a la opinión pública y generado una enorme expectación mediática. En el portátil de Basterra no se encontraron huellas identificables de su propietario y de las cinco halladas, solo una pudo ser aclarada: pertenecía a Asunta.

Indicios, y no pruebas concluyentes, fueron lo que ayer mostraron los peritos de la Guardia Civil durante el juicio contra Alfonso Basterra y Rosario Porto por el presunto asesinato de su hija adoptiva Asunta. Su vínculo con la finca forestal de Teo donde apareció el cadáver en la madrugada del 22 de septiembre de 2013 no fue confirmado de forma taxativa tras el testimonio de varios peritos, a pesar de que los análisis realizados.

Una de las principales pruebas del caso son los trozos de cuerda naranja que se encontraron junto al cuerpo de Asunta. En la casa unifamiliar de Porto en Montouto (Teo), los agentes hallaron pedazos similares cuando acudieron a la propiedad en compañía de ella, así como una mascarilla y un manojo de papeles aún humedecidos con algún tipo de sustancia.

Los peritos de la Guardia Civil establecieron ayer que tres de las cuerdas cercanas al cuerpo de Asunta son "exactamente" iguales en su composición y propiedades a un rollo hallado en la casa de Montouto, mientras una cuarta cuerda de la pista forestal es también idéntica a un trozo situado en la citada casa, pero no pueden asegurar que sean la misma. "Es algo que no se puede establecer casi en ningún caso", declaró uno de los peritos mediante videoconferencia. "Vemos que no se distinguen, pero no tenemos evidencias de que tengan un origen común", añadió.

Además, un trozo de cuerda localizado en el garaje de la vivienda de Porto sí tiene "leves diferencias" con la composición de los demás.

Uno de los peritos explicó que, a diferencia de las piezas metálicas, las fibras de las cuerdas se deforman y resulta casi imposible establecer el encaje con otro trozo en caso de ser cortada.

Los agentes del servicio de Química de la Guardia Civil también revelaron ayer que detectaron restos de lorazepam, el principio activo del medicamento Orfidal, en la parte baja del vestido azul que Rosario Porto llevaba el día de la muerte -21 de septiembre de 2013- y que la Benemérita incautó cinco días después.

Según se demostró en juicio el miércoles, Asunta ingirió lorazepam de manera masiva el día de su fallecimiento, con al menos 27 pastillas en su cuerpo, según la autopsia, después de que se lo hubiesen suministrado durante meses, según el análisis de su organismo. También es necesario tener en cuenta que a la madre le prescribieron también este ansiolítico y que consumía dos pastillas diarias de este.

El vestido también contenía restos de nicotina, al igual que la mascarilla de tela blanca y los manojos de papeles blancos hallados en el cuarto de baño de la casa unifamiliar de la familia de Porto en Teo, cercana a la pista donde se encontró el cadáver. En estos, sin embargo, no existía rastro de lorazepam.

Durante la sesión del miércoles, se apuntó que la niña fue asfixiada hasta la muerte por un objeto blando que pudo haber sido una mascarilla y unos pañuelos, según apuntaron varios expertos.

Los peritos de la Guardia Civil que ayer prestaron declaración en el juicio que celebra la Audiencia Provincial de A Coruña sobre el caso, en el que Porto y Basterra se enfrentan a hasta 20 años de prisión, mostraron las conclusiones de sus análisis también sobre los cuchillos hallados en la casa unifamiliar de Teo, o la tierra de las alfombrillas del coche de la madre. Ninguna resultó concluyente y no abordaron la presencia, por ejemplo, de ADN, cuyo análisis fue elaborado por peritos que ayer no prestaron declaración.

La falta de conclusiones tajantes, por tanto, también afectó a las posibles herramientas para cortar las cuerdas naranjas, que tanto Basterra como Porto vincularon con el jardinero de la casa durante el proceso y que este negó haber usado.

Los dos cuchillos localizados en la casa de Teo contenían restos de hasta 19 fibras, pero ninguna se correspondía con las citadas cuerdas. "No podemos vincularlos ni descartarlos", reconoció un perito al indicar que el corte de esas herramientas podría coincidir, junto con el de otras, con los tajos en ellas.

Algo similar ocurrió al analizar las alfombrillas del Mercedes de Porto, el vehículo que grabó una cámara de seguridad con la madre y la hija en su interior durante la tarde previa al asesinato de la menor. La tierra hallada en el coche no pudo ser vinculada a las muestras de los alrededores de la pista donde se encontró el cadáver durante la madrugada del 22 de septiembre de hace dos años. El perito de la Guardia Civil que se refirió a estas pruebas indicó que los materiales hallados eran muy comunes. En la guantera encontraron una mascarilla similar a la del chalé de Teo con dos huellas de Porto.