El abogado de Rosario Porto, José Luis Aranguren, censuró ayer el "trato inhumano" dispensado por las autoridades tanto a su defendida como a su exmarido, acusados del asesinato de su hija adoptada. El letrado explicó que ambos son trasladados desde la cárcel de Teixeiro a los juzgados de Santiago, a los que llegan a las 9 de la mañana y permanecen en ellos alrededor de doce horas, a pesar de que ayer la sesión acabó al filo de las 13.20 horas.

Esta situación, dijo Aranguren a las puertas del edificio judicial, se une a la "presión tan brutal" que sufren tanto su defendida como Basterra en un proceso mediático.

"La persona no cuenta para nada, como si se tienen que arrastrar o venir dopadas para soportar las sesiones del juicio", lamentó Aranguren, que intentó modificar esta situación "en nombre de la dignidad de las personas" porque "los días van haciendo mella" y los acusados tienen derecho a "un trato no degradante, sino humanitario".

Problema burocrático

Durante su intervención, el abogado vinculó esta situación a un "problema burocrático" que nadie quiere arreglar ni por humanidad" y aseguró que esta preocupación es compartida por el presidente del tribunal de la Audiencia Provincial de A Coruña que juzgada el caso, Jorge Cid.

Además, reconoció que Porto se ha visto afectada no solo por estas jornadas maratonianas sino también por "ciertas imágenes y ciertas afirmaciones" realizadas durante alguna de las quince sesiones del proceso. Una de ellas se produjo durante la declaración de su defendida, que se mostró afectada cuando le mostraron imágenes del cuerpo de la niña.