"Se veía venir y habíamos adoptado medidas preventivas, pero nunca pensamos en un tiroteo entre coches en marcha, en plena autovía de circunvalación de Vigo y en hora punta. Hubo sólo un herido pero pudo ser una tragedia, no solo para los implicados directamente, sino también para las decenas de personas que circulaban en aquel momento por el vial", aseguraban ayer expertos de las fuerzas de seguridad mientras peinaban carreteras de todo el sur de la provincia de Pontevedra en busca de los autores del tiroteo -al menos uno de ellos habría sido identificado ya- que huyeron en sentido Porriño y que de momento no han sido detenidos.

El conflicto entre vendedores ambulantes del clan de los Morones, que se atribuyen la representación de los gitanos gallegos, y el grupo de la etnia de los Zamoranos que el viernes pasado dejó seis heridos en una reyerta en la feria de Cangas, alcanzó ayer su máxima tensión en la autovía de circunvalación VG-20, bajo el túnel, al concluir el mercadillo del barrio vigués de Coia. Tres vehículos de familias zamoranas, en los que viajaban seis personas -tres hombres y tres mujeres-, que se adelantaron al resto del grupo para recoger a los niños en el colegio de Porriño, fueron tiroteados desde un Golf en marcha -al que abría paso al parecer una furgoneta Citroën Jumpy blanca- y recibieron una treintena de impactos. El único herido, Rafael Borja Salazar, de 37 años, está fuera de peligro tras ser intervenido en el hospital Álvaro Cunqueiro para retirarle una bala alojada en un glúteo. Las personas que salvaron su vida son sus dos hermanos, su madre y una nuera, así como la tercera mujer que les acompañaba.

Los Zamoranos atribuyen lo ocurrido a una venganza de los Morones. "Sinaí Giménez dijo que habría sangre en represalia por la reyerta de Cangas en la que resultó herido, colgó tales palabras también en su Facebook y eso hemos tenido hoy. Fue una emboscada, los coches esperaban a los nuestros y se pusieron en paralelo a su altura. Los pistoleros iban a matar, no hubo más muertos porque Dios no quiso", explicaban ayer en grupos consternados tras el suceso. Sus portavoces oficiales se mostraban más cautos a la espera de la reunión que iban a celebrar por la noche para ver las medidas a adoptar: "Pedimos justicia, que se investigue lo ocurrido y que se busque a los autores de los disparos. Nosotros no vamos a decir quien ha sido. No tenemos pruebas ni de autores materiales ni de inductores".

Las diferencias entre ambos colectivos vienen de lejos y 450 familias zamoranas huyeron de Louriña y Baixo Miño hace un año tras el destierro de sus líderes religiosos ordenado por los Morones, si bien regresaron tras firmar la paz ambos clanes.