No hay pruebas contundentes contra Rosario Porto y "la memoria de Asunta merece" que se encuentre al asesino, que "está ahí fuera", expresó en sus conclusiones finales el abogado de Rosario Porto, José Luis Gutiérrez Aranguren. Para el letrado no hay "móvil", ni "pruebas de cargo" contra su defendida y asegura que hubo "un error de bulto inicial que condicionó toda la investigación de este caso".

La idea desde el principio de que "fueron los padres" no permitió analizar la posibilidad de implicación de otra persona, para Aranguren. "La investigación se centra en una línea determinada y se dejaron sin investigar otras vías que creemos que habrían arrojado un resultado más satisfactorio", dijo el letrado, que recordó al jurado el principio in dubio pro reo: en caso de duda hay que pronunciarse a favor del acusado". Expresó al jurado que para una decisión final tienen que basarse en datos ciertos "y no en conjeturas".

En la parte inicial de su lectura citó el caso Wanninkhof, en el que Dolores Vázquez fue condenada por un jurado popular, con prisión, y exonerada cuando se identificó al verdadero asesino. Sin querer "vincular el caso", también mencionó al pederasta de Ciudad Lineal, que raptaba víctimas de origen asiático y les administraba lorazepam e hizo referencia al crimen de Eva Blanco, cuyo asesino se encontró 18 años después con una prueba de ADN. "Es mejor que haya un culpable en la calle que un inocente en la cárcel", incidió.

Considera que en este caso, a Porto "se le mancilló su honor sin derecho alguno" intentando "crear un ambiente hostil" contra ella. "Rosario ya perdió todo lo que tenía que perder", expresó el letrado, que describió que en prisión "no hace más que llorar" y añadió que su vida fuera de la cárcel tampoco va a ser "un camino de rosas".

Todas las pruebas expuestas, según el abogado, no han podido ser concluyentes, como la de la tierra o la de las cuerdas. Añadió que tendría que haber vomitado, "y no se encuentra vómito en la boca ni en su cuerpo" y apuntó que "no hay un objeto" claro en la sofocación.

Tampoco existe móvil en este caso, según el letrado. "Primero se intentó el de la herencia, cuando se descartó este se pensó en una enfermedad mental. Y luego se habló de que la niña estorbaba", definió Aranguren, quien apuntó: "no tiene sentido". De ser así, "podía pasar la custodia a Basterra o enviar a la niña al extranjero, por ejemplo", dijo. "¿Cuántos padres se divorcian en España y empiezan una nueva vida? Muchos, ¿verdad? ¿Y por ello matan a sus hijos?", apuntó Aranguren. Tampoco acepta que Basterra colaborase en un crimen para retomar la relación con su exmujer: "¿Se imaginan recuperar la relación de pareja matando a una niña?", formuló.

Para Aranguren no pudo probarse el vínculo de los restos de tierra del coche y apuntó que "raya la subnormalidad" el hecho de dejar las cuerdas sueltas, unas cuerdas que tampoco aportan conclusiones, indicó el abogado, quien no encuentra nada extraño en el hecho de que a las nueve y media de la noche del sábado acudieran a comisaría a denunciar la desaparición de la niña, tras perderla de vista un par de horas antes. A la policía "le parece precipitada la denuncia y las primeras sospechas se centran sobre Rosario". Aranguren achacó a "lagunas" y al "estado de shock" esas primeras explicaciones de que la niña no había ido con ella a Teo. Para el abogado no existe planificación del crimen. Llevar a la niña a clase con síntomas de sedación si efectivamente se ha drogado, quitar las alfombrillas traseras y dejar las de delante o olvidar las cuerdas junto al cadáver y en la casa de Montouto, son cosas que no encajan, según el letrado.

"Si Rosario llevara el cadáver en el coche (la tarde del 21), entre los asientos delanteros y traseros, ¿se iba a parar a hablar con su vecino durante unos minutos, abriendo la ventanilla?", preguntó el abogado, quien indicó que los perros del vecino "ni se acercaron al coche".