Escasas pruebas de cargo o evidencias científicas y muchos indicios. Transcurridos dos días desde que el jurado se concentró a puerta cerrada para deliberar, al mediodía del lunes, todavía no han llegado a quorum para cantar el veredicto. Los nueve miembros del jurado dan forma a su postura final, para la culpabilidad o la absolución de los padres de Asunta, contestando al guión de preguntas elaborado por el presidente del tribunal, con la ayuda "y matices" incorporados por las partes. Son 21 cuestiones pero, en función de si dirigen la autoría del crimen hacia la madre, la madre y el padre (coautoría, basándose en un plan conjunto premeditado para matar a la pequeña) o ninguno, las respuestas podrían reducirse a siete puntos clave.

El presidente del tribunal, Jorge Cid, les aconsejó el lunes a los miembros del jurado que dada "la gravedad" de la tarea que se les encomienda, que se tomen su tiempo para la elaboración del veredicto. En este caso hay pocas pruebas directas o de cargo, hechos que sean indiscutibles. El propio presidente del tribunal explicó al jurado que las pruebas indiciarias tienen "toda la validez" para condenar, eso sí, cada pregunta debe estar exhaustivamente contestada y razonada, de ahí que el propio magistrado les indicase que va a ser muy estricto con la "motivación". Incluso si algún miembro del jurado cambia de parecer en una respuesta, deberá razonar por qué lo ha hecho. Cid echó mano del símil utilizado también por el fiscal, Jorge Fernández de Aránguiz, durante la vista: "Si el suelo está mojado, será que ha llovido" y añadió "si se dan el resto de condicionantes" para no pensar en otra circunstancia que pueda haber humedecido la calle. "Tenía toda la pinta este caso de tener que decidirse por prueba indiciaria", expresó el abogado penalista Felipe Prado.

Sin entrar a valorar el contenido concreto de este caso, Prado explica que la prueba indiciaria tiene tanto valor como otras para una condena, mediante la construcción técnica de un relato de los hechos a través de prueba indiciaria, "que puede llevarte a inferir que ha ocurrido algo". Añade Prado que es muy difícil, en este tipo de casos, que existan pruebas potentes y concluyentes que permitan identificar directamente al culpable de un crimen. Para este abogado de Vigo, quizás una de las mayores dificultades de este caso sea "la cantidad de pruebas" que se han expuesto en la vista y que a las que el jurado ha tenido que atender. "Son muchas horas, con muchas pruebas, incluso es posible que llegado a un punto sea difícil discernir lo que es relevante o no, porque también lo puede ser incluso para un letrado", añadió el abogado, con experiencia en juicios con jurado popular. Por eso es tan importante, según Prado, que el presidente del tribunal insista en la motivación.

De la validez de la prueba indiciaria, el letrado no tiene dudas, de hecho son muchas las condenas que se basan en ello. De no ser así, según letrados consultados, muchos delitos quedarían impunes porque prácticamente nunca, por no decir nunca, "hay imágenes de una persona apretando un gatillo o entrando en una casa para cometer una fechoría".

Por ello, en la mayoría de casos no existe prueba directa ni realidades científicas para fundamentar la culpabilidad. De ahí la dificultad de la tarea encomendada a los miembros del jurado. Para Tomás Santodomingo, abogado penalista, la explicación aportada por el presidente del tribunal, Jorge Cid, a los miembros del jurado "es súper necesaria". "Son conceptos jurídicos básicos que deben conocer, como el in dubio pro reo o la lógica de basarse en pruebas indiciarias", apunta Santodomingo. Añade que es lógico que el jurado tenga acceso a todas las pruebas: "Necesitan tener los papeles delante". La defensa había solicitado (sin éxito) limitar la documentación durante la deliberación.