En el caso de José Bretón, por ejemplo, el padre condenado por matar a sus dos hijos ("que simuló haberlos perdido en un parque") no ha habido dudas posteriores. El jurado popular decidió, por unanimidad, la culpabilidad del progenitor en la cuarta sesión de deliberación tras el juicio. Sin embargo, en el caso del doble asesinato de la Calle Oporto en Vigo, en el que murieron tras recibir 57 puñaladas dos jóvenes homosexuales, llegar a una conclusión final resultó muy complicado. En el primer juicio, el jurado popular absolvió a Jacobo Piñeiro por el asesinato de ambos jóvenes. Según el veredicto del jurado, Piñeiro era no culpable de los asesinatos de los dos jóvenes a los que asestó 57 puñaladas "en legítima defensa" y llevado por un "miedo insuperable". La sentencia explicaba que Jacobo actuó después de que Julio lo amenazara con un cuchillo para mantener relaciones sexuales. En ese primer juicio lo condenaron a 20 años pero por incendio. En este caso, hubo que repetir la vista y, en la segunda vuelta, se dictó una pena de 58 años en total por ambos asesinatos e incendio. El jurado y los magistrados que redactaron la sentencia rechazaron las eximentes de miedo insuperable a ser violado, legítima defensa e intoxicación por estupefacientes. El fallo destacó el "ánimo particularmente perverso" del crimen y "la falta de auxilio" a las víctimas.