El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, afirmó ayer que no se puede descartar ninguna teoría sobre las causas del siniestro de un avión ruso en la península del Sinaí, tras ser preguntado sobre si podría haberse tratado de un atentado terrorista. Rusia defendía, sin embargo, tras el accidente, que no era posible alcanzar al avión a esa altura.

Era un Airbus A321 de la compañía aérea rusa Kogalimavia que volaba a San Petersburgo con 224 personas a bordo -la mayoría de ellas de nacionalidad rusa- se estrelló por causas que aún se están investigando. A primera hora de ayer llegaron al aeropuerto de San Petersburgo los restos mortales de 144 víctimas del accidente aéreo, según confirmó un portavoz de Emergencias.

El máximo responsable de la agencia de Aviación Civil rusa, Rosaviatsia, rechazó ayer la conclusión de que la tragedia se debiera a una "causa externa".

"Es completamente prematuro hablar acerca de las razones ya que no hay bases para ello", afirmó el presidente de Rosaviatsia, Alexander Neradko. Tras descartar el factor mecánico y el humano, fuentes de la empresa propietaria del avión, señalaron que la única causa posible para que el Airbus A321 se desintegrara en el aire había sido "una acción mecánica exterior".

"No puede haber tal conjunción de fallos de sistemas que lleven a que el avión se desintegre en el aire", declaró el vicedirector general de la compañía para vuelos, Alexánder Smirnov, que subrayó que, "incluso en caso de una despresurización súbita, los pilotos podrían ponerse las máscaras de oxígeno y los pasajeros también".

El vicedirector técnico, Andrei Averianov, aseguró que la aeronave iba descontrolada.

Dijo que, de acuerdo a la información del sistema de seguimiento Flight Radar, "el avión redujo la velocidad más de 300 kilómetros por hora en menos de un minuto y simultáneamente perdió 1,5 kilómetros de altitud".

Tanto estos directivos como el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, no descartaron ninguna hipótesis sobre las causas de la tragedia, al ser preguntados sobre la posibilidad de un ataque terrorista en una zona de enfrentamientos con yihadistas como es el Sinaí.

El director nacional de Inteligencia de EEUU, James Clapper, se unió a ese discurso, aunque dijo que no había todavía ninguna "evidencia directa" de terrorismo.

En una intervención ante una cumbre de expertos en seguridad y defensa, Clapper sostuvo también que es "improbable" que el grupo yihadista Estado Islámico (EI) tenga capacidad para derribar un avión, aunque matizó que "no descartaría" ese escenario.

El grupo yihadista Wilayat Sina (Provincia del Sinaí), filial egipcia del EI, asumió la responsabilidad por la caída del Airbus-321, en un vídeo cuya autenticidad no ha podido ser confirmada.

Rusia y la compañía MetroJet, propietaria del avión siniestrado en Egipto, no excluyeron ayer ninguna hipótesis, incluido el atentado terrorista, como causa de la tragedia, aunque advirtieron de que era pronto para sacar conclusiones.

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, exigió "hacer todo" lo necesario para esclarecer las causas de la catástrofe aérea, en la que no hubo supervivientes.

Los familiares de las víctimas comenzaron ayer a identificar los cuerpos trasladados a San Petersburgo. El domingo por la noche llegó a San Petersburgo el primer avión fletado por el Ministerio de Emergencias ruso para repatriar 140 cadáveres y ayer estaba previsto el despegue de un segundo vuelo desde Egipto.

El ministro de Exteriores de Egipto, Sameh Shukri, criticó ayer la decisión de las aerolíneas Lufthansa y Air France-KLM de evitar los vuelos sobre la península del Sinaí mientras se investiga el siniestro del avión ruso.

Shukri afirmó que la decisión es "irresponsable" y que lleva a asumir que hubo "otras razones" al margen de un fallo técnico. Fuentes del comité de investigación manifestaron que los análisis de las cajas negras revelan que el piloto no hizo una llamada de emergencia antes de desaparecer del radar.