El descarrilamiento de un tren de alta velocidad (TGV, en sus siglas en francés) en pruebas causó ayer al menos diez muertos, entre ellos un menor, junto a la localidad de Eckwersheim, en el este de Francia, según confirmó ayer la Prefectura del Bajo Rin. A bordo del convoy iban 49 personas, entre técnicos de la compañía pública de ferrocarriles SNCF y algunos de sus familiares, según precisó la misma fuente, la cual indicó que el número de fallecidos podría aumentar, dado que el último balance oficial recoge que hay 26 heridos, 12 de ellos de extrema gravedad.

La Prefectura avanzó que en principio nada apunta a una hipotética vinculación con los atentados que asolaron París el viernes por la noche, en los que hubo al menos 129 muertos, y señaló que se da prioridad a que el tren descarrilara por un exceso de velocidad. El presidente francés, François Hollande, emitió un comunicado en el que aseguró que, según "los primeros elementos de información recogidos, se trata de un accidente". El diario Dernières Nouvelles d'Alsace detalla en su edición digital que, de acuerdo con testigos, el tren volcó y parte de los vagones cayeron a un canal, antes de incendiarse.

Varios heridos tuvieron que ser trasladados a los hospitales en helicóptero, agrega el periódico. La ministra francesa de Ecología, Ségolène Royal, y el secretario de Estado de Transportes, Alain Vidalies, se trasladaron al lugar del drama.