El arresto del dueño de un club de alterne en la Comunidad de Madrid hace unas semanas ha permitido desmantelar una red de Sierra Leona que supuestamente utilizaba rituales de vudú para intimidar a las mujeres que captaba en su país con fines de explotación sexual en España. En la operación abierta por el Juzgado de Instrucción 2 de Vigo el pasado mes de julio, se rescató a una menor que estaba retenida por sus proxenetas en un piso de la ciudad olívica y se procedió al arresto de tres mujeres africanas y dos varones.

La víctima, de 17 años, fue captada en su país de origen con una falsa oferta para trabajar como modelo en España, y llegó al aeropuerto de Barajas a través de París, donde la recogió una de las implicadas en el caso. Una vez en la capital española, la pareja que la recogió le retiró la documentación y todas las pertenencias, la encerró en un piso y le obligó a trabajar en un club de alterne, según informó ayer el Ministerio del Interior.

Cuando se negó a prostituirse para devolver los 60.000 euros de deuda que le reclamaban, la enviaron a Vigo.

En el viaje en autobús entre Madrid y Pontevedra, el pasado 3 de julio, la joven contó a su compañero de viaje su situación. Éste le ofreció acompañarla a denunciar, pero ella no se decidió, por lo que le dio su número de teléfono. Unos días después, al recibir un mensaje donde le contaba que estaba retenida otra vez y que la explotaban sexualmente, el hombre denunció los hechos en la comisaría de Marín.

Los agentes iniciaron al investigación de inmediato, y en las cámaras de seguridad instaladas en la estación de autobuses de Vigo observaron como en la fecha y la hora indicadas en la denuncia, una joven de origen subsahariano era recibida pro otra mujer y juntas abandonaban la estación.

La menor no sabía en qué zona de la ciudad viguesa estaba y no la dejaban salir a la calle, salvo en una ocasión en que la enviaron a tirar la basura, pero facilitó al hombre que denunció su situación los datos de lo que veía por la ventana.

Estas pistas llevaron a los agentes de la Ucrif de la comisaría viguesa al piso en el que estaba retenida en Urzáiz. Apenas cuatro días después de su llegada a Vigo era rescatada y los dos presuntos proxenetas -el hombre y la mujer que la vigilaban-, detenidos.

Acogida por una organización integrada en la Red Nacional de Asistencia a víctimas de trata de seres humanos, relató cómo la engañaron para venir a España. Los investigadores comprobaron que la trama es una organización perfectamente estructurada que cuenta con captadores en Sierra Leona para localizar las víctimas entre los estratos más pobres; otros actuaban como intermediarios y trasladaban a las víctimas a los países de destino, y finalmente los explotadores, que las obligaban a prostituirse.