En el número 2A de la calle Rosalía de Castro de Arcade, sólo separados por un portal, se encuentran los negocios que regentaban presunto asesino y víctima. Marcos Vidal González está al frente de la peluquería para hombres Don Marcos, mientras que el fallecido, Manuel Ángel Rivas Muiños, tenía una tienda de embutidos y jamones ibéricos. Ayer, los vecinos y comerciantes del lugar no daban crédito. La noticia del crimen caía como un jarro de agua fría. Aunque la nula relación entre ambos a causa del noviazgo que el peluquero había tenido con la esposa de la víctima no era un secreto en la zona, allí nadie se imaginaba el fatal desenlace. "Que en su momento hubiese podido haber algún roce entre ellos, pues tampoco me extrañaría, por la tensión de que sus negocios además están puerta con puerta; pero que se llegase a esto ahora no", comentaba una vecina que había hecho amistad con Manuel. "Es una tremenda injusticia lo que le ha pasado, era una persona excepcional", lamenta.

Fue hace aproximadamente tres años cuando el detenido y el fallecido pusieron en marcha sus negocios en Arcade. A raíz de coincidir con sus establecimientos en los bajos de un mismo edificio se conocieron. Marcos montó una peluquería y Manuel cogió el traspaso de la tienda de embutidos. Al principio, recuerdan, quien estaba principalmente en este último establecimiento era la esposa. "Al principio todos se llevaban bien; tomaban café e incluso las primeras navidades se juntaron en la peluquería con otras personas de la zona para tomar algo y celebrar las fiestas", cuentan. Pero todo se rompió "una Semana Santa", dice una conocida. "A raíz de lo de ella con Marcos", añade. "Y ella dejó de venir por aquí", prosigue esta vecina, que señala que Manuel, pese a la delicada situación por la que pasó, "nunca perdió la sonrisa". "Marcos y Manuel dejaron de hablarse; cada uno hacía su vida, estaban en su negocio y lo cierto es que pese a todo lo que se comentaba nunca vi un mal gesto entre ambos", asegura otra mujer.

La sorpresa por el crimen era ayer generalizada. "Aún estuvo el viernes en la tienda de Manuel para hacerle unos encargos porque hacía cestas de navidad con los productos; era muy querido en el pueblo, el negocio le iba muy bien", cuenta una vecina. "Y el peluquero también me parecía un chico cordial", puntualiza. Otros residentes sin embargo describían a Marcos como "raro". "Quizás es que era chulo, prepotente..., pero no me gustaba", concreta un joven. Un hombre recordaba que el ahora detenido le había comentado que iba al psicólogo y estaba a tratamiento. "Se veía que no estaba bien", afirma una chica.