El Tribunal Supremo ha anulado la sanción que se impuso a un sargento de la Guardia Civil del Puesto de Fabero del Bierzo por no evitar que un subordinado suyo, irritado cuando el párroco del pueblo expulsó de misa a sus hijos, agrediera verbalmente al párroco e incluso llegara a amenazarle. El subordinado habría proferido expresiones tales como que "ya estaba hasta los cojones", "todos los años igual" y "ya está bien". El sargento primero, que estaba presente, fue sancionado por no adoptar medidas para intentar que el agentes depusiera su actitud. Ahora le absuelven.