El sábado por la tarde se dieron todas las condiciones para que se desatara la tormenta perfecta del fuego sobre el Principado. Varios bomberos que participaron en las labores de extinción de los más de 100 incendios que se declararon en varios concejos de Asturias y que obligaron a cortar la conexión ferroviaria y por carretera con Galicia durante varias horas, aseguran que, en su mayoría, se originaron por quemas de ganaderos y de cazadores, para eliminar matorral o ganar terreno de pastos. Los fuegos se acabaron descontrolando por las fuertes rachas de viento y por la escasez de personal para hacerles frente, según denuncian.

El presidente de Asturias, Javier Fernández, anunció ayer que el Principado solicitará al Estado ayudas para intentar paliar los daños originados, a la vez que se ha abierto una investigación porque ve "sospechosos" que todos los fuegos comenzaran a la vez.

La Brigada de Incendios Forestales con base en Tineo temía desde hacía semanas que se pudieran producir incendios de cierta importancia por la extrema sequía en esta época del año. Pero a la escasez de lluvia y las elevadas temperaturas se sumaron "vientos terrenales de procedencia africana, que superaron la cordillera cantábrica y se volvieron aún más secos, cálidos y, además, muy acelerados", explicaron fuentes de dicha brigada.

Expertos consultados por Efe coincidieron también en que la quema de matorral para apertura de pastos podría estar detrás de los incendios forestales que se han producido a lo largo de todo el fin de semana en Asturias, Cantabria, Navarra, País Vasco y Galicia.

Preparación del terreno

Virginia Carracedo, investigadora de la Universidad de Cantabria, ha explicado que la mayoría de los fuegos de invierno del noroeste peninsular "están directamente relacionados con la preparación del terreno para la primavera, en que el ganado sube al monte".

Estas prácticas ganaderas se remontan siglos atrás, pero en un principio "se hacían de forma controlada, se preparaba el terreno y se elegían episodios de poco viento", ha explicado, pero en la actualidad el monte ha perdido población y el matorral y el arbolado joven han ganado terreno a espacios antes destinados a pastos. En su opinión, "si la quema de matorral se hace bien no hay problema en seguir usando esa práctica", aunque es necesario concienciar e informar a los ganaderos jóvenes "hacia un cambio de mentalidad que evite hacerlo de manera descontrolada".

Virginia Carracedo ha explicado que este tipo de fuegos son habituales en todo el noroeste de la península, sobre todo en Asturias y Cantabria, "las dos comunidades que registran mayor número de incendios en invierno de toda España".

Ha recordado que el año pasado por estas fechas se produjeron en Cantabria decenas de incendios asociados a las mismas prácticas, pero este año ha coincidido el viento sur con temperaturas altas, ausencia de lluvias y la vegetación muy seca. "Si hay una gestión del monte que no consigue frenar ni el número de incendios ni la superficie quemada, algo habrá que hacer", ha dicho.