El piloto fallecido dirigía el helicóptero que se accidentó en 2005 en Móstoles mientras viajaban a bordo Mariano Rajoy y Esperanza Aguirre, entre otros pasajeros. Pese a que José Antonio Rodríguez advirtió en reiteradas ocasiones que el aparato iba demasiado cargado, los políticos se empeñaron en volar y una ráfaga de viento provocó su caída a los pocos segundos de despegar.

Un gran amigo suyo y colega de profesión, Juan José García, recordaba ayer que Rodríguez resultó el peor parado pues fue "abandonado por su empresa", sufrió una auténtica "persecución" y acabó siendo multado con 90.000 euros, además de fracturarse un dedo y sufrir la luxación de otro.

García había quedado hoy para comer con su amigo, al que definía ayer como "muy buena gente", "simpático" y "un gran profesional". "Es el amigo número cuarenta y nueve que voy a enterrar", señalaba emocionado el experimentado piloto, con 30 años de servicio en la extinción de incendios.