José María S.B., acusado de tráfico de drogas y blanqueo de capitales para el que la Fiscalía pide 10 años de prisión y 785.000 euros de multa, aseguró este miércoles en sede judicial que los 31.000 euros intervenidos en su domicilio tras su detención se correspondían con venta de marisco "fuera de lonja" y "en b", esto es, sin factura ni la correspondiente guía sanitaria exigida a los adjudicatarios --como él-- de parques de almeja y berberecho.

A esta venta irregular que "solía" hacer para eludir el fisco, como él mismo confesó en la primera jornada del juicio que se sigue contra él, su mujer, su suegro y el padrino de su primer hijo, atribuyó la prudencia que el fiscal del caso, Álvaro García Ortiz, observó en sus comunicaciones telefónicas, intervenidas durante meses.

"No hay ni una sola mención al marisco; sólo referencias veladas a 'eso' o 'lo mío", incidió el representante del Ministerio Público, a lo que el acusado justificó ese comportamiento en su "temor a la inspección pesquera". "No me puedo arriesgar a una sanción de la Xunta", abundó, no sin señalar que las multas por vender fuera de lonja sin los permisos sanitarios son "gordas".

"¿Creía que por esas ventas de marisco se le iba a intervenir el teléfono?", puso en cuestión entonces el fiscal, a lo que José María S.B. respondió que lo ignoraba pero que prefería anticipar eventuales "problemas" que pudiesen surgir en torno a esa supuesta venta irregular con el fin de no pagar impuestos.

"Las bolas" son "berberechos"

En la misma línea, preguntado por comunicaciones que se pudieron escuchar en la sala en las que otra persona le pedía que llevase "las bolas a donde siempre", afirmó que eran "berberechos"; mientras que de las críticas efectuadas por otro comprador que le afeó que lo que le había vendido sabía "a caucho quemado", explicó que "a veces, el marisco sale malo" o no está todo lo fresco que debiera.

De igual modo, en relación a una cadena de mensajes en los que alguien le pregunta "a cuánto" le vende "medio o uno" y él responde "a 38", sostuvo ante la sección sexta de la Audiencia Provincial de A Coruña --con sede en Santiago-- que se trataba del precio de "un kilo de almeja fina".

"Proveedor de cocaína"

Según el escrito de acusación de la Fiscalía, José María S.B., residente en Vilagarcía de Arousa (Pontevedra), era "uno de los principales proveedores de cocaína" para Fernando B.A., residente en Padrón (A Coruña) y ya fallecido, quien se encargaba de la venta "al menudeo". Este último, en el momento de su detención, portaba casi 120 gramos de cocaína, con un valor en el mercado ilícito de cerca de 6.000 euros.

Preguntado sobre la relación entre ambos en la sala, explicó que era su abogado y calificó de "esporádicos" los contactos entre ellos. "Me llamaba esporádicamente para pedir marisco, por ejemplo, en fiestas", indicó, a lo que el fiscal replicó que había semanas con más de 40 mensajes entre ambos.

"No recuerdo cuántas veces (hablábamos), yo le atendía cuando me llamaba", zanjó, aunque posteriormente agregó que también le pedía "marisco" para "el bar de su suegra" y de ese modo justificó las prisas que Fernando le metía en sus llamadas.

Finalmente, tras responder a las preguntas tanto del fiscal como de su abogado, admitió que consumía, aproximadamente, un gramo de cocaína diario, a lo que destinaba unos 40 euros. La adquiría, según dijo, en "un poblado gitano de Pontevedra".

Coches y motos de alta gama

José María S.B. también tuvo que dar cuenta sobre los dos móviles hallados en la casa que comparte con María Luz A.O., la hoja con anotaciones de nombres y cantidades, los dos coches de alta gama y la moto de gran cilindrada, junto con los citados 31.485 euros en billetes de menos de 100 euros.

Indicó que el BMW era propiedad de su suegro (José Antonio A.S.) y que lo dejó en su casa cuando se marchó a trabajar a Alicante. Éste, que se enfrenta a cuatro años de cárcel por blanqueo de capitales y una multa de 40.000 euros, explicó que el seguro estaba a nombre de su hija para que pudiese utilizarlo en su ausencia.

Sobre los 40.000 euros que costó (de segunda mano), habló de sus más de 40 años de trabajo y sumó a ello la venta de su piso en Vilagarcía cuando se separó de su mujer, antes de marcharse a Alicante.

Otro de los coches, un Audi, era --según dijo José María-- del padrino de su primer hijo, Carlos Ramón B.C. Se trata de un excompañero de su mujer en una de las orquestas en las que ésta trabajó, residente en Carballo (A Coruña) y para el que también piden cuatro años de prisión por blanqueo y multa de más de 45.000 euros.

Estaba en su casa, tal y como justificó el principal acusado, porque Carlos Ramón quería venderlo y creían que sería más fácil hacerlo en Vilagarcía que en Carballo.

En cuanto a los motivos que llevaron a María Luz a pagar el seguro, tanto Carlos Ramón como ella refirieron que anteriormente estaba a nombre de una exnovia y por tanto, a su entender, el pago debía domiciliarse "en la cuenta de una mujer". Eso sí, señalaron que él le abonaba la cuantía, de unos 1.200 euros anuales.

Adicionalmente, José María S.B. apuntó que la Yamaha hallada en su garaje era suya pero estaba a nombre de su mujer, aunque nunca se lo había comentado. María Luz, para quien también piden cuatro años de cárcel por blanqueo y una multa de casi 770.000 euros, ratificó esa versión.

Por último, sobre su vivienda, esgrimió que el terreno es de sus padres y que solicitó una hipoteca de 180.000 euros con su aval para construirla y amueblarla.

Ella no sabía nada

En cuanto a María Luz, relató ante el fiscal y su abogado que ella no se encargaba de las cuentas en casa porque "no" vale para es tarea, según sus propias palabras, y debido a que, por su trabajo, pasaba mucho tiempo fuera de casa. Dejó de cantar en orquestas cuando, en 2008, nació su primer hijo.

Según el escrito de Fiscalía, el total de los fondos "no justificados y procedentes de la actividad ilícita" del matrimonio casi alcanzan los 385.000 euros entre 2003 y 2009.