La organización de trata de seres humanos que captó en Sierra Leona a la menor liberada en Vigo, y que después la trasladó a Europa, sometió a su víctima a ritos de vudú para amedrentarla. Pero no contó con que se trata de una chica espabilada, escolarizada y que habla y escribe en inglés. De ahí que desde el piso de Urzáiz donde la tenían retenida enviara mensajes a su compañero de autobús. No sabía dónde se encontraba, pero relató los comercios que veía desde su ventana. La Policía Nacional localizó la grabación de su llegada a la estación de autobuses y de la mujer que la recogió y finalmente localizó el piso. La joven pasó de víctima a testigo protegido y declaró como prueba preconstituida por si en su día no comparece al juicio.