Vino a España hace tres semanas de Perú -concretamente el 16 de enero- para conocer a sus abuelos. Y de los brazos de su abuelo se lo llevó el mar ayer en la playa de Frexulfe, en la localidad asturiana de Navia.

Hugo Brandon Álvarez, un bebé de 20 meses, está desaparecido desde las cinco y veinte de la tarde de ayer, momento en el que el mar se lo tragó mientras paseaba por la playa junto a su padre y su abuelo, que comparten nombre -Hugo Álvarez- con el pequeño.

Les habían avisado de que no pasasen por la playa, porque estaba muy peligrosa, como todo el litoral asturiano en la tarde de ayer, donde se esperaban olas de nueve metros. Era el punto álgido de la pleamar, por lo que el agua casi colmaba el arenal, dividido prácticamente en dos playas por un entrante de rocas.

En vez de tomar un sendero que sube por encima de ese entrante, los tres intentaron pasar por abajo, por una estrecha lengua de arena, peligrosamente cerca de las olas. Una serie de grandes ondas terminó arrastrando a los tres. El abuelo llevaba al niño en los brazos y lo perdió para siempre. A duras penas los adultos pudieron salir del agua.

Se produjo entonces una escena desesperada, con el padre lanzándose al mar hasta en dos ocasiones tratando de encontrar al bebé en medio del oleaje en una búsqueda impotente, sin sentido.

"¡Mi hijo! ¡Mi hijo!", gritaba desconsolado el padre, mientras era agarrado por el concejal de seguridad de Navia, Marino Fernández para que no volviese a lanzarse al agua.

Se iniciaba así un rastreo a la desesperada, porque poca esperanza cabe de encontrar el cuerpo del pequeño arrebatado por el golpe de mar. No había forma de aliviar la congoja que atenazaba al padre de la criatura, que, con el rostro sembrado de heridas tras haber luchado contra el oleaje y haberse golpeado contra las rocas, observaba desde la arena las operaciones de búsqueda.

Hacia las siete de la tarde, la Policía Local de Navia acompañó a la madre del pequeño, de nacionalidad peruana y que aún desconocía que su hijo había sido tragado por el mar, hasta el hospital, para reunirse con su marido y conocer la terrible noticia.