La sala del juicio por la tragedia del Madrid Arena volvió ayer a revivir la angustiosa avalancha con el testimonio de una de las supervivientes del tapón mortal que se llevó por delante la vida de cinco chicas, entre ellas la de Katia Esteban, muy vinculada a Gijón, donde aún residen sus abuelos. "No puedo más, no puedo más, dile a mi padre que le quiero", fueron sus últimas palabras, según indicó ayer Amor López, que estaba atrapada justo delante de la chica. Entonces, añadió, "dejó de hablar y dejó de respirar". Más tarde se enteraría de que aquella joven que había pronunciado esas palabras era Katia Esteban.

Cuando estaba en medio de aquel "tapón humano", aseguró, se empezó a agobiar porque sus pies "no tocaban el suelo". Para poder salir de aquella pesadilla tuvo que pisar "a tres o cuatro personas". La joven aseguró que no tenía claro cómo había empezado todo. Cuando llegó a la pista, dijo, "no había excesiva gente". La masificación se produjo cuando quisieron salir. Les dijo a sus amigos que quería salir de la pista y no sabe cómo se vieron "de repente encajados", con gente empujándoles, a punto de salir del pasillo. Una vez en el vomitorio cayeron al suelo cerca de la pista y "seguidamente" se empezó a caer más gente encima de ellos "hasta que se provocó la avalancha". Cuando estaban debajo de la gente, tenía a Katia a su lado e intentó salir "por el suelo", hasta que su amigo Dani salió antes, le cogió la mano e intentó tirar de ella, aunque no la pudieron sacar. Ella tenía la pierna en el suelo "y una masa de gente encima". "Mis amigos vieron que me estaba muriendo y sacaron fuerza de no sé dónde y me sacaron", relató. Amor confesó no tener conciencia del tiempo que pasó allí, pero a ella se le hizo "eterno". Indicó que cree recordar que a la derecha había una puerta y se rompió por efecto de la presión humana. Sufrió bastantes lesiones. Cuando por fin salieron, se encontró con unos amigos, aunque "a partir de ahí" dijo no recordar más cosas.

Amor López señaló que la entrada se la compró un amigo, y le llegó un mensaje de WhatsApp en el que le decían que estaba previsto que entrara "mucha más gente" de la que se había dicho en un primer momento. "No tuve que pasar ningún control en el evento", dijo. Sólo tuvo que atravesar unos tornos, pero ni siquiera le pasaron la entrada por el lector. "Se quedaron la entrada las personas que estaban en los tornos", dijo.

Las personas que se encontraban allí les metían prisa porque había mucha gente. "Todo eran masificaciones, lo que había alrededor del Madrid Arena era una barbaridad; estaba todo el mundo bebiendo y no había Policía por ningún lado". Ni siquiera llevaba carné de identidad porque era menor de edad cuando se produjo la tragedia.