Un hombre de 33 años de edad murió este martes instantes después de que un grupo de seis o siete hombres le diera una paliza y lo apuñalara en presencia de su hija de tres años, que no sufrió heridas pese al brutal ataque sufrido por su padre. Los agresores escaparon a bordo de una furgoneta y anoche aún no habían podido ser localizados. La policía investiga si los autores del homicidio conocían a la víctima e indagan en su entorno para esclarecer el crimen.

Los hechos sucedieron pasadas las dos y media de la tarde de ayer, cuando Javier Redondo salió de La Fe, adonde había llevado a su hija pequeña -tiene dos niñas de una relación ya finalizada- a una consulta programada, ya que la pequeña sufre una dolencia por la que es tratada en ese centro hospitalario.

Según un testigo de los hechos, un grupo de hombres lo abordó nada más salir de La Fe y mantuvieron una fuerte discusión. El hombre cogió a la niña y se dirigió a su coche, estacionado en un aparcamiento en la vía de servicio de la acera contraria al hospital.

Cuando estaba ya en marcha y a punto de irse, los atacantes, que al parecer utilizaron palos y una barra metálica, comenzaron a golpear el coche hasta que rompieron la luna trasera y una de las laterales, sin que la presencia de la pequeña en el interior del vehículo les detuviese.

Javier, acorralado, salió del coche y echó a correr, pero sus perseguidores le dieron alcance y lo rodearon. En ese momento, el grupo de hombres la emprendió a golpes, puñetazos y patadas con él. En medio de la paliza, uno de los agresores le clavó al menos dos veces un arma blanca. Malherido, Javier cayó al suelo y sus atacantes escaparon a bordo de una furgoneta de color rojo oscuro que, al parecer, habían estacionado al lado del coche del fallecido.

Javier se levantó y cruzó el Bulevar Sur para regresar a La Fe y pedir ayuda médica, pero una de las puñaladas le había afectado al corazón y cayó desplomado entre el tercer y el cuarto carril de esa vía. Un médico que se dirigía al hospital se acercó a él de inmediato y trató de reanimarlo, al tiempo que pedía la presencia urgente de una ambulancia del SAMU, pero ni los esfuerzos del facultativo ni los del equipo de emergencias surtieron efecto, ya que las lesiones eran mortales de necesidad.

Tres horas sobre el asfalto

En pocos minutos, la zona fue acordonada por la Policía Nacional, que cubrió el cuerpo a la vista de los conductores con un parabán portátil e inició la inspección ocular de la escena del crimen. Además, una patrulla se hizo cargo de la menor y, después de tranquilizarla, fue entregada a familiares.

Agentes de la Policía Científica realizaron una minuciosa inspección del vehículo que conducía Javier Redondo, un Peugeot 207, en el que tomaron huellas y posibles trazas de ADN. Mientras tanto, investigadores del grupo de Homicidios se centraron en buscar testigos.

Al cierre de esta edición, los sospechosos, que iban a bordo de una furgoneta Ford Traffic de color rojo oscuro, no habían sido localizados. Su búsqueda se ha extendido a toda la provincia de Valencia y a la de Alicante.