La segunda jornada del juicio por la muerte de María Luisa Lupe Jiménez a manos de su marido José Luis Cortiñas Romero en 2014, volvió a estar marcada por la ira de la familia de la víctima contra el acusado. Durante la vista celebrada ayer peritos y forenses explicaron que la víctima, que estaba embarazada, recibió 16 puñaladas, la mayoría en tórax cuello. Dos le alcanzaron el corazón y otras tres le rompieron varias costillas, lo que da idea de la fuerza utilizada en la agresión.

Transcurridas tres horas de declaraciones, una mujer que estaba sentada entre el público se abalanzó sobre el acusado, tras burlar a tres agentes de Policía que lo custodiaban, para golpearle con una botella de agua. De inmediato numerosas personas del público, en su mayoría familiares de la fallecida, la siguieron formando un tumulto que se abalanzó sobre el estrado del tribunal. Al mismo tiempo, el amplio dispositivo de agentes antidisturbios que permanecía en el vestíbulo de la Audiencia accedió a la sala, para repeler la agresión y desalojar el juzgado usando la fuerza. Entre el público se sentaba al menos una treintena de familiares y allegados a la víctima. Durante el altercado algunas personas incluso arrojaron objetos, como botellines de agua y libretas, contra el tribunal y el jurado popular. La presidenta de la Sección Cuarta ordenó el desalojo de la sala y la identificación de las personas que desencadenaron el alboroto, cuyos datos fueron trasladados al juzgado de guardia.

Los agentes de la Guardia Civil identificaron al menos a tres personas, entre ellas una de las hermanas de Lupe Jiménez, quien les reprochó que "detenéis a la familia y protegéis al asesino; pues llevadme para la cárcel pero para meterme en la misma celda que él", gritaba a los funcionarios mientras era identificada.

Tras el desalojo del público la vista siguió a puerta cerrada, y lo mismo ocurrirá hoy en la última jornada de la vista.

La hermana de la fallecida indicó al tribunal que Lupe se fue con su marido aquel nefasto 23 de febrero de 2014 "con mucho miedo" y que "se resistía", pero "la ley gitana es así, no te puedes meter en un matrimonio". Aseguró que no la dejó coger ni la documentación en al casa materna de Vilaboa y que se la llevó a Lugo donde vivían. Aquel viaje no llegó a buen término, por el camino la mató y abandonó su cadáver en una zona boscosa de Santiago.

Al finalizar la sesión, Cortiñas abandonó el edificio de la Audiencia protegido por numerosos agentes, para evitar una nueva agresión, si bien en esta ocasión los familiares de la víctima ya no le esperaban. En esta segunda jornada del juicio incluso se instalaron vallas en los accesos a la parte posterior de la Audiencia, de Pontevedra por donde salió el acusado. Está previsto que el juicio continúe hoy. A continuación el jurado popular se retirará a dirimir su veredicto.

La Sociedad Gitana manifestó ayer su malestar por lo ocurrido en la Audiencia y Sinaí Giménez, a través de un comunicado, pidió perdón al jurado y al tribunal por los incidentes, pero advirtió que debe haber una condena ejemplar porque "la sed de venganza estará esperándolo".