Un avión de la compañía Flydubai con 62 personas a bordo, entre ellos dos canarios, se deshizo en pedazos en la madrugada de ayer al estrellarse en el aeropuerto ruso de Rostov del Don. El trágico suceso se produjo después de pasar dos horas y media dando vueltas sobre la ciudad, situada al sur del país. Las víctimas españolas son Alejandro Álava Cruz y Xavier Alejandro Curbelo Caro, ambos integrantes de la tripulación. El primero de ellos, hijo de un conocido médico de Canarias, era el copiloto de la aeronave. El gobierno español recibió la noticia con "consternación" y se unió al dolor de Rusia y los Emiratos Árabes, que fue de donde partió el avión siniestrado.

Según explicó la portavoz del Ministerio ruso de Situaciones de Emergencia, Oxana Kovrízhnya, la aeronave (el Boeing 737-800) debió aterrizar a las 01.10 horas local, "pero debido a las malas condiciones meteorológicas -densa niebla, lluvia incesante y rachas de viento lateral- estuvo sobrevolando Rostov del Don hasta las 03.40", la fatídica hora a la que se precipitó súbitamente contra el suelo. Por ahora se desconocen las causas.

En un primer momento se creyó que el avión, procedente de Dubai, se estrelló cuando intentaba aterrizar, pero luego se supo que el accidente tuvo lugar cuando el piloto trataba de dar otra vuelta sobre el aeropuerto. El servicio internacional Flightradar24, que se dedica al seguimiento de vuelos en todo el mundo, fue el primero en apuntar que el Boeing "cogió altura tras enfilar hacia su segundo aterrizaje, y enseguida empezó a caer bruscamente a una velocidad de 21.000 pies al minuto (106 metros por segundo)". Las imágenes cedidas a medios locales por las autoridades rusas muestran que la aeronave quedó hecha añicos tras el fuerte impacto que sufrió y la explosión que siguió al choque. Los servicios de rescate trabajan en la recogida de los cuerpos de los 55 pasajeros y siete tripulantes fallecidos en la tragedia, que quedaron muy dañados tras el accidente. Entre los fallecidos hay una azafata colombiana, Laura Patricia Delacruz.

Las autoridades rusas esperan que las dos cajas negras del aparato, que ya han sido localizadas por los investigadores y que se han conservado en buen estado, ayuden a esclarecer las circunstancias del siniestro.

Los expertos, no obstante, tardarán hasta tres meses en descifrar su contenido. Hasta entonces, continúa el misterio.