En Esmeraldas, una de las zonas más afectadas por el terremoto, una coruñesa se recupera del "pánico" rodeada de música, motivo que la llevó al país sudamericano. El temblor ha sacudido los inicios de la segunda edición del Festival Internacional de Música de Esmeraldas (FIME), iniciativa impulsada por la oboísta de A Coruña Iria Porras y su pareja, el chelista de origen esmeraldeño y de padre gallego Francisco Vila. El encuentro, que reúne en Ecuador a figuras internacionales de la música clásica y unos 50 alumnos de sudamérica y EEUU, mantiene las clases y talleres en la universidad cedida como sede, un lugar seguro al estar elevado sobre el mar. Los directores pretenden continuar con la programación y adaptarla para cumplir su fin de acercar la música a donde menos abunda y, ahora, además, servir de bálsamo contra el dolor.

"Hubo un ruido ensordecedor y se fue la luz. Empezaron a reventar postes eléctricos y tomas de corriente y se movían los árboles y los coches. El cielo se llenó de rayos y estallidos. Teníamos a unos 50 alumnos a nuestro cargo; preparábamos la fiesta de bienvenida. Me abracé a un alumno, se nos abrazó una madre y empezó a rezar", dice Porras. "Pensé que allí mismo se abría la tierra y nos moríamos todos", confiesa.