Las autoridades policiales ya habían advertido sobre amenazas "creíbles" contra la seguridad de los agentes de Baton Rouge. De hecho, el pasado martes la policía informaba de la detención de tres personas que habían robado armas supuestamente para atentar contra las fuerzas de seguridad.

Los detenidos, tres jóvenes de 13, 17 y 20 años, asaltaron una tienda de armas el fin de semana anterior y uno de ellos confesó que tenían intención de matar a policías.

El presidente de EEUU, Barack Obama, al igual que varios miembros de su gabinete, alcaldes y gobernadores, realizaron en las últimas semanas llamamientos a la calma ante la tensión racial generada por estos incidentes, en especial tras la muerte de cinco policías el pasado 7 de julio en Dallas.

Obama acortó el viaje oficial que realizaba por Polonia y España y el martes pasado acudió a Dallas para rendir homenaje a los agentes muertos y a las otras siete personas que resultaron heridas en el ataque, dos de ellos civiles.

El ataque de Dallas se produjo durante una protesta que, al igual que ocurría en otras grandes ciudades como Nueva York, Los Ángeles o Atlanta, mostraba el rechazo a los últimos incidentes de violencia policial contra afroamericanos.