Un joven mató ayer a 19 personas e hirió a otras 25 en un apuñalamiento masivo en una residencia de discapacitados en la localidad japonesa de Sagamihara, a las afueras de Tokio. El supuesto atacante, de 26 años y extrabajador del centro, se entregó en una comisaría poco después del suceso.

Tras declararse culpable, el hombre, identificado como Satoshi Uematsu, aseguró: "Quiero a las personas con discapacidad fuera de este mundo". Según revelan los medios nipones, el autor de la matanza llevaba en ese momento un bolsa con al menos tres cuchillos o herramientas afiladas, algunas de ellas ensangrentadas.

El atacante entró en el edificio alrededor de las 02.10 hora local, tras romper con un martillo la ventana del primer piso del edificio donde se alojaban 149 residentes de entre 19 y 75 años. La policía recibió la llamada de un trabajador de la residencia unos veinte minutos después, en la que alertaba de que un hombre con un cuchillo había entrado en el centro dedicado especialmente a discapacitados psíquicos graves.

Shinya Sakuma, responsable de salud y bienestar de Kanagawa, colindante con Tokio, confirmó que el agresor trabajó en el centro desde diciembre de 2012 hasta el pasado 19 de febrero, cuando abandonó su puesto mientras estaba siendo objeto de una investigación policial que terminó con su internamiento en un centro psiquiátrico.

Entre las víctimas mortales hay nueve mujeres y diez hombres con edades comprendidas entre los 19 y los 70 años. Los heridos, algunos de los cuales fueron acuchillados en el cuello, se encuentran en estado muy grave y han sido trasladados a varios hospitales de la zona. El centro está situado a unos 50 kilómetros del centro de la capital.

El Gobierno japonés descarta que el suceso esté vinculado con el terrorismo yihadista. "Por ahora no hemos obtenido información que vincule al sospechoso con ningún grupo islamista", aseguró un portavoz del Ejecutivo japonés.

El primer ministro nipón, Shinzo Abe, lamentó la muerte de los 19 discapacitados internados en la residencia. "Debemos buscar la verdadera causa de este crimen y el Gobierno hará un esfuerzo por ello", señaló durante una reunión de la ejecutiva de su partido, el Partido Liberal Demócrata (PLD), que tuvo lugar ayer.

Un país sin matanzas

El suceso ha causado un gran impacto al tratarse Japón de uno de los países con menores tasas de homicidios del mundo y donde son poco habituales este tipo de matanzas. Una de las mayores que se recuerdan en el país desde el final de la II Guerra Mundial son los atentados con uso de gas sarín perpetrados en el año 1995 por miembros de la secta apocalíptica Verdad Suprema -Aum Shinrikyo, en japonés- en el metro de la ciudad de Tokio, donde murieron 13 personas y unas 6.000 resultaron heridas.

Asimismo, en 2001 un hombre asesinó a cuchilladas a ocho niños e hirió a trece y dos profesores en una escuela de Osaka (oeste), mientras que en 2008 el conocido como "asesino de Akihabara" mató a siete personas en ese populoso barrio de Tokio.