La operación Cromañón, uno de los últimos golpes al tráfico de heroína en España procedente del Este de Europa, lleva sello pontevedrés aunque las detenciones se produjesen en el otro extremo de la península, concretamente en Tarragona y Barcelona. Allí cayeron siete integrantes de un grupo integrado por ciudadanos albaneses y búlgaros que se dedicaba a la introducción de estupefacientes en España, especialmente heroína procedente de los Balcanes y Turquía, en una investigación que estuvo coordinada desde la ciudad del Lérez, bajo la dirección del juzgado de instrucción número 1 de la capital y del fiscal antidroga pontevedrés, Luis Uriarte. Además, fue desarrollada por el Equipo Contra el Crimen Organizado (ECO) de la Comandancia pontevedresa y por la unidad orgánica de la Policía Judicial de Tarragona, aunque contó con la colaboración de otras unidades para las detenciones en Cataluña.

Y es que el fiscal y la magistrada del juzgado de instrucción de Pontevedra ya dirigieron en diciembre de 2015 una investigación que permitió desmantelar una red de tráfico drogas y de armas entre la provincia de Pontevedra y Portugal. En aquel entonces sí había varios detenidos en Galicia, uno de ellos en Poio, y se intervino un importante alijo de 27 kilos de heroína, 8 de cocaína y varias armas que iban a ser vendidas y que tenían su origen en Portugal.

Fruto de aquellas investigaciones y del análisis de la documentación intervenida por los expertos de la Guardia Civil, tanto el juzgado como la Fiscalía obtuvieron información acerca de este grupo que operaba en Cataluña y se abrió una segunda investigación en torno a estas personas que acabó con la detención de siete de ellas la semana pasada.

Todas ellas prestaron declaración en las dependencias del edificio judicial de A Parda en Pontevedra el pasado viernes y el fiscal pidió el ingreso en prisión para seis de ellos.

Según la información facilitada ayer por la Guardia Civil se trataba de una organización dedicada al tráfico de drogas y muy jerarquizada. Los agentes los sometieron a una discreta vigilancia y control de sus actividades hasta la detención de siete de los miembros del grupo lo que permitió desmantelar un sofisticado laboratorio de adulteración y manipulación de heroína en Gavá (Barcelona), en una intervención "inusual", según la Guardia Civil, dado que se suelen encontrar laboratorios para adulterar la cocaína, pero "rara vez", dicen, la heroína.

Allí se incautaron de 38 kilos de heroína de gran pureza, 8 kilos de cocaína, 50 kilos de sustancia de corte, una prensa hidráulica y otros útiles para manipular la droga así como un arma corta.

Los integrantes de la red tenían formación militar. Además, estaban perfectamente jerarquizados y en sus citas, adoptaban importantes medidas de seguridad.