El caso Diana Quer empezó de forma inquietante. Un hombre, según escribió la joven por WhatsApp la madrugada de su desaparición a un amigo, la acosaba diciéndole "morena, ven aquí". Fue una de las primeras pistas seguidas por la Guardia Civil, pero se descartó la vinculación del individuo con el caso. Después la tesis de una marcha voluntaria ganó fuerza. Pero cuando se cumplen dos semanas sin noticias de la chica, el paso de los días vuelve a otorgar a esta ausencia un cariz alarmante. La incertidumbre ya hizo mella en los padres de la joven, cuyas desavenencias a raíz del divorcio se evidenciaron ante la luz pública esta semana.

¿Dónde está Diana Quer?

La pregunta clave sobre el caso de esta joven estudiante madrileña de 18 años aún no tiene respuesta cuando se cumplen dos semanas desde su desaparición en A Pobra do Caramiñal, localidad donde esta chica veraneaba desde hacía años después de que la familia, en un viaje a Galicia, se quedase prendada del lugar y decidiese adquirir una vivienda. A esta chica se le perdía la pista la madrugada del 22 de agosto, después de que ese domingo por la noche, como otros tantos jóvenes de esa zona de la comarca del Barbanza, acudiese a la fiesta de la Virxe do Carme dos Pincheiros. Sin evidencias de violencia en los rastreos y batidas realizadas, poco a poco fue ganando fuerza la hipótesis de que la joven podría haberse marchado de forma voluntaria. Las disputas domésticas y las tensiones que desde el divorcio existían en el seno de la familia -a la que sin duda ha hecho mella la desaparición pasándole una factura que ha sacado a la luz pública las desavenencias- parecían un fuerte indicio en el que sustentar esta tesis. Pero el paso de los días es un factor que, sin descartarla, sí juega en contra de esta teoría para situar la de Diana en lo que en el argot policial se conoce como desaparición inquietante.

La Policía Judicial de la Guardia Civil de A Coruña, apoyada por agentes de los servicios centrales de Madrid, se ha volcado en una investigación que por ahora carece de pistas sólidas y sobre la que el hermetismo es total. "Es un caso complicado", reconocía este mismo viernes el delegado del Gobierno en Galicia, Santiago Villanueva, tras explicar que no se había producido ninguna novedad en las pesquisas. Y además de complejo y enigmático, el asunto ha adquirido tintes muy mediáticos. El suceso ha provocado un despliegue de medios informativos y una exposición en programas y debates televisivos de ámbito nacional que en Galicia no se conocía desde el caso de la pequeña Asunta.

A continuación se exponen algunas de las claves de un caso que tiene en vilo a toda España. La página en Facebook 'Ayuda Diana María Quer' abierta para pedir colaboración en la búsqueda agradecía este sábado la colaboración de los voluntarios en las últimas batidas. "No perdemos la esperanza", afirman en el último mensaje publicado.

Los últimas pasos de Diana

La noche del domingo 21 de agosto la madre de Diana la llevó a un parque ya que iba con unas amigas a la verbena de las fiestas. Poco antes de la una y media de la madrugada, la mujer la llamó por si quería que la fuese a buscar, y ella le dijo que no era necesario, que volvería enseguida. En el camino a casa es cuando, pasadas las dos y media de la madrugada, escribe a un amigo de Madrid los mensajes de WhatsApp alertando de que se estaba "acojonando" porque un hombre le llamaba y le decía "morena ven aquí". Al principio de las pesquisas, era en este punto donde se perdía el rastro de la joven. Pero con el paso de los días aparecieron nuevos testimonios que situaban de nuevo a la madrileña en la fiesta pasada esa hora. Y se tuvo constancia de un último movimiento en el teléfono móvil a las 03.30 horas.

Desde entonces el terminal permanece sin servicio. ¿Llegó a pasar Diana por su casa a cambiarse de ropa? Es otro escenario que manejaron los investigadores, pero que su madre niega tajantemente. ¿Tienen consistencia los testimonios que sitúan a la chica en otras zonas de la localidad hacia las siete de la mañana? Son más datos que forman parte del rompecabezas de ese madrugada. Pero lo cierto es que, desde ese día, el paradero de la joven es un gran interrogante. Su madre, a las ocho y media de la mañana del día 22, al ver que no estaba en su habitación, decidió denunciar de inmediato.

La familia

Diana, que además de disfrutar de la playa y de las salidas con sus amigas iba a una autoescuela de A Pobra para sacarse el carné, pasaba el verano en el municipio con su madre y su hermana Valeria. Su padre Juan Carlos estaba en Benicássim, desde donde viajó tras ser informado de la desaparición. Sólo unos días antes de perderse la pista de la joven, según testimonios, hubo una fuerte disputa entre ella, su madre y su hermana pequeña. Las dos últimas llegaron a ir al centro de salud.

El divorcio de los padres no fue fácil -el hombre lo califica como un proceso "terrible"- y habría hecho mella en la estabilidad familiar, incluso con fugas temporales de ambas hermanas. La situación ha explotado del todo esta semana, cuando un juzgado de Ribeira decidió de oficio retirar la custodia a la madre de su hija Valeria, quien previamente había tenido que acudir al médico por ataques de ansiedad.

El clima familiar es uno de los indicios que podrían sustentar una marcha voluntaria de Diana, pero ya son demasiados días sin noticias de ella. En sus primeras declaraciones a los medios los padres, en una especie de tregua, llegaron a comparecer juntos. Su convencimiento era que su hija había sido retenida ilegalmente. La chica no se había llevado el DNI y carece de tarjetas de crédito. Este viernes, el abogado y portavoz de la madre no quiso aventurar hipótesis, señalando que esa es una labor que están realizando los investigadores.

Los mensajes de la hermana pequeña

Valeria, que tras la decisión judicial relativa a su custodia está en Madrid, ha utilizado con frecuencia las redes sociales para lanzar mensajes de cariño a Diana. "Cada día, hora, segundo que paso sin ti es cada vez más largo. Quiero que aparezcas y poder decirte todo lo que no he sido capaz de decirte cuando estabas a mi lado", escribía en uno de ellos, donde dejaba traslucir que la relación entre ambas tuvo roces. "Nunca me he portado muy bien contigo", reconoció, añadiendo también que en cuanto apareciese la mataría "a besos y abrazos" y pidiendo que se le devuelva a su hermana "sana y salva". Con sus palabras quiso también animar a su hermana, recordándole que superó una anorexia y "miles de adversidades". En otros escritos Valeria manda más palabras de cariño y fuerza a Diana.

La compleja investigación

El silencio informativo sobre las pesquisas emprendidas por la Guardia Civil es absoluto. Lo que sí trascendió es que, además de toda la investigación técnica relativa al teléfono móvil de Diana, los rastreos y los registros en los que se hicieron con objetos personales de la joven en busca de alguna pista, los agentes interrogaron a su círculo más íntimo de familiares y amigos tanto aquí en A Pobra como en Madrid. El domicilio familiar está en Pozuelo de Alarcón. Con las indagaciones también se busca tratar de ponerse en la piel de Diana para conocer su forma de pensar, de actuar o de proceder ante situaciones adversas.

Sin rastros de violencia

En las batidas en A Pobra no se ha encontrado ningún vestigio que evidenciase que Diana hubiese sido víctima de una acción violenta. Tampoco entre los testimonios recabados hay ninguno que apunte a que la joven hubiese discutido o tenido algún encontronazo en las horas previas a que se le perdiese la pista. La Guardia Civil investigó los mensajes de WhatsApp de la joven en los que alertó a un amigo aquella madrugada de que se sentía acosada por un hombre. Fue una de las primeras pistas tras proceder al análisis del teléfono de la estudiante. Pero el individuo fue identificado e interrogado y los agentes descartaron que tuviese cualquier vinculación con una desaparición que, 14 días después, lejos de tener respuestas continúa rodeada de misterio.