El paradero de Diana Quer sigue siendo un misterio. Transcurridas ya más de dos semanas desde su desaparición, y con todo el abanico de hipótesis abierto, desde una marcha voluntaria que se debilita con el paso de los días hasta un desenlace trágico del que no se han hallado sin embargo evidencias de violencia, una de las tesis en la que se indaga es en la posibilidad de que la joven madrileña se hubiese subido a un coche la madrugada del 22 de agosto en que se le perdió la pista en A Pobra do Caramiñal. El posicionamiento de su teléfono móvil en relación con los diferentes repetidores existentes en la zona es uno de los datos de esta línea de investigación, ya que, por su velocidad, indicaría que no iba andando, sino en un vehículo, según apuntaban ayer en El Programa de Ana Rosa de Telecinco.

Las pesquisas siguen centradas en el entorno más próximo de la chica y en la reconstrucción de sus últimos pasos, tras dejar las fiestas a las que había acudido aquella noche y dirigirse a su casa, un trayecto que cuenta con algún tramo inhóspito. También se analizarían cámaras de Tráfico de carreteras cercanas. Su teléfono dejó de tener señal en torno a las cuatro de la mañana de aquella noche. ¿Volvió a su vivienda y se cambió de ropa antes de desaparecer? Es otra de las incógnitas que continúan rodeando un caso sobre el que pesa un enorme hermetismo. En sus últimas declaraciones, el padre de Diana apuntó un dato que también sería objeto de pesquisas. El hombre aseguró que su hija tenía amistades que bordeaban la ley.