Mientras el paradero de Diana Quer continúa siendo un misterio, día a día van surgiendo nuevos detalles sobre las últimas horas de la joven aquella noche y madrugada del 22 de agosto -de la que pronto se cumplirán tres semanas- antes de que se le perdiese la pista. La madrileña se llevó las llaves que ella habitualmente usa de la casa de veraneo de A Pobra do Caramiñal. "Las llaves no están, por lo tanto se las llevó Diana", confirmaba el abogado de la madre de la madrileña.

¿Supone esto un indicio de que la chica no tenía intención de marcharse voluntariamente, sino de regresar a su domicilio? Es uno de los escenarios que barajan seriamente los investigadores, ya que esta circunstancia se une al hecho de que la joven se fue sin DNI, pasaporte o tarjetas de crédito. Y ya ha pasado demasiado tiempo desde que desapareció.

La Guardia Civil trabaja con intensidad en el asunto. Hoy mismo el director general del Instituto Armado, Arsenio Fernández de Mesa, se reunirá con los mandos de este cuerpo en Galicia y con los responsables de la investigación. La cita será en el cuartel de Noia (A Coruña) y servirá al máximo responsable de la Benemérita para conocer de primera mano los últimos datos de estas complejas pesquisas. Esta semana se confirmaba uno de los interrogantes del caso. Efectivamente, Diana, que aquella noche había ido a las fiestas que se celebraban en A Pobra do Caramiñal, regresó a casa y se cambió de ropa. Lo hizo antes de que, se sospecha, se subiese en coche con alguien, no se sabe todavía si voluntariamente o a la fuerza. Las pesquisas, desde un punto de vista técnico, tratan de ahondar en qué teléfonos móviles pudieron conectarse a los mismos repetidores y a la misma hora que el de la joven.

También se buscan pistas de posibles automóviles sospechosos a través de las cámaras de Tráfico. El teléfono de Diana Quer dejó de dar pistas en torno a las cuatro de aquella madrugada, cuando se apagó. Media hora antes había usado el móvil para mandar un mensaje de audio a una amiga donde le decía que la quería.

La confirmación de que la chica había regresado a casa para volver a salir vino de la mano de su propia madre, que durante los primeros días negaba tajantemente esa posibilidad. Ayer su abogado, Pedro Víctor de Bernardo, volvía a dar una explicación del cambio en las palabras de su cliente.

El jurista señalaba que cuando la progenitora puso la denuncia, dijo que su hija llevaba unos shorts vaqueros rosas ya que era los que tenía cuando salió esa noche a las fiestas.

"La Guardia Civil le dijo que no entrara en la habitación de Diana, le dieron la orden expresa", afirma. El jurista ahonda que no fue hasta "tres o cuatro días" después de la desaparición, cuando los agentes registran el dormitorio de la joven, cuando descubren, incluida la madre, que allí estaban esos pantalones cortos y faltaba, sin embargo, un pantalón tejano largo.