El modus operandi era un clásico. El Coral I partió de sudamérica y trasvasaría la droga a otra embarcación que la llevaría a Galicia. La nota diferencial la pusieran en este último barco. En una nave de Cabana de Bergantiños, Bugallo y sus supuestos compinches gallegos trabajaron para dar a una planeadora de 19,5 metros de eslora y dos motores de hasta 1.200 caballos cada uno la apariencia de barco de pesca. El fin: no levantar sospechas.

A finales de 2014 se intensificaron los contactos para materializar la operación de narcotráfico. Hubo comunicaciones por radio desde el alto de la Armenteira (Meis) con la tripulación del Coral I, que esperaba con la cocaína en alta mar las indicaciones para el encuentro con la planeadora "disfrazada". Desde el buque pedían rapidez: estaban ya sin víveres y combustible y tenían un avería en el motor. El plan de los narcos se vino abajo con el abordaje policial del Coral I en enero de 2015. Al día siguiente hubo arrestos en tierra. Dinero, vehículos, teléfonos... afloraron en los registros. A O Mulo le incautaron 6 hojas con declaraciones manuscritas reconociendo su autoría en un transporte de varios miles de kilos de cocaína.