El juzgado de instrucción número 2 de Porriño, encargado de la investigación del trágico descarrilamiento del tren Celta el pasado 9 de septiembre, donde fallecieron 4 personas y otras 49 resultaron heridas, notificó ayer una providencia en la que acuerda solicitar a Adif (el administrador de infraestructuras ferroviarias) y a Renfe el envío de diversa documentación, entre la que se reclama información sobre "las causas que motivaron los trabajos de mantenimiento y el desvío del tren".

Según informaron fuentes del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG), la juez también pidió la identificación del operador del puesto de mando de Ourense "para su posterior toma de declaración", así como al personal de mantenimiento de las instalaciones de infraestructura y al responsable tutor del maquinista del convoy, una de las víctimas del accidente.

Por otra parte, además de esas diligencias, la magistrada también reclamó información sobre itinerarios y diversos registros, además de las grabaciones de las conversaciones registradas en el puesto de mando. Una vez que el maquinista se sube al tren e inicia el contacto por radiotelefonía, estos diálogos quedan registrados. Sin embargo, hay que recordar que el sistema de seguridad que portaba el tren Celta siniestrado no almacenaba las grabaciones de las conversaciones efectuadas en la cabina del convoy, las cuales podrían haber aclarado qué fue lo que pasó en los instantes previos al descarrilamiento.

Al margen de la investigación de los peritos judiciales, también trabajan los peritos de la CIAF (Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios) para esclarecer los motivos del accidente. Los registros de las cajas negras ya desvelaron que el convoy, que unía Vigo y Oporto, circulaba a 118 kilómetros por hora, en lugar de a 30, como debía hacerlo en ese tramo.

Las primeras inspecciones del tren siniestrado concluyeron que el sistema de frenado funcionaba correctamente, pero lo cierto es que el maquinista no aminoró la marcha a pesar de que obtuvo dos avisos 'L1' (para reducir la velocidad) y confirmó que los había recibido.

Renfe, que tenía alquilado el tren siniestrado a la empresa portuguesa Comboios de Portugal, tenía previsto renovar la línea en los próximos meses con hasta 17 nuevos convoyes, 14 de los cuales tendrían implantado el sistema ASFA Digital que hubiese detenido el tren por completo al pasar por las mencionadas señales en la vía.

En todo caso, los técnicos siguen desarrollando su labor y, además del tren, estudian las condiciones de la vía y de elementos concretos, como los enclavamientos (los sistemas que hacen que los trenes vayan por una vía y no por otra).

Fuentes consultadas confirmaron que los peritos fueron informados de que, en la vía secundaria a donde fue desviado el convoy, se estaban realizando comprobaciones, puesto que el día anterior se habían detectado anomalías. Es posible, según reconocen otras fuentes cercanas a Renfe, que desde el puesto de mando se optase por "probar el sistema" con otro vehículo, ya que es algo habitual cuando aparecen anomalías.

Precisamente, el desvío a esa vía secundaria obligaba al tren a circular a 30 kilómetros por hora. El convoy no tenía parada prevista en Porriño y, en circunstancias normales, por la vía principal, atraviesa ese tramo férreo a unos 120 kilómetros por hora.