Un mes y medio después de su desaparición, el paradero de Diana Quer sigue sumido en el misterio. Con la certeza de que aquella madrugada del 22 de agosto la joven madrileña viajó en coche hasta Rianxo -a unos 20 kilómetros de su localidad de veraneo A Pobra-, punto en el que su teléfono móvil se apaga al parecer al quedarse sin batería, la Guardia Civil centra una buena parte de sus esfuerzos en buscar en esa zona, en el entorno de Taragoña. Tras realizar batidas en varios lugares al aire libre, y después de buscar también en el mar, los agentes indagan ahora en si la chica pudo estar en una casa de dentro de ese radio en que se pierde la señal de su terminal.

Los agentes buscarían pistas en casas que estaban deshabitadas en las fechas en las que Diana desapareció o en viviendas abandonadas. Según señalaban ayer en Antena 3, la joven pudo permanecer al menos una hora y media en Taragoña según la última ubicación de su móvil. Además de esta línea de investigación centrada en Taragoña, las pesquisas técnicas prosiguen con el objeto de localizar el coche en el que, aún no se sabe si voluntariamente o a la fuerza, fue la chica desde A Pobra al menos hasta Rianxo. Unas indagaciones que no están resultando nada fáciles pero en la que los efectivos se vuelcan ya que la identificación del vehículo supondría un gran avance.

Y ayer, en declaraciones a los periodistas, el director general de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa, explicó que aunque se ha hecho mucho acopio de material y datos en relación con la desaparición de la joven, ahora "se están engarzando para saber si pueden ofrecer alguna respuesta, pero mientras tanto se mantiene la doble hipótesis de que pudo ser una desaparición voluntaria o forzada".

Fernández de Mesa afirmó que las "filtraciones" que se publican en ocasiones en algunos medios son "comentarios no contrastados" que perjudican a la investigación. Advirtió sin embargo de que esas "malas informaciones" no influyen en los investigadores, que saben lo que tienen.