El Servicio de Criminalística de la Guardia Civil en Madrid es el escenario en el que varios departamentos trabajan en el análisis del teléfono de Diana Quer, hallado el jueves por un mariscador en la ría de Arousa en Taragoña (Rianxo), lugar donde se perdió la pista a la joven. Dañado no sólo por haber resultado golpeado, sino también por la acción del agua y la sal, el móvil está siendo sometido a un proceso de secado y a su restablecimiento en un intento por extraer del dispositivo la máxima información en busca de pistas del paradero de la chica, desaparecida el 22 de agosto.

Aunque una de las claves es lograr datos del historial de WhatsApp, fotos o posibles posicionamientos GPS, el aparato podría ofrecer más. Por ello entre otras cuestiones se indaga en si los daños físicos que tenía fueron provocados a propósito o fruto de la caída cuando lo arrojaron al agua, algo que compete al grupo de Trazas Instrumentales. Y, aunque de nuevo el estado del móvil dificulta esta labor, otros especialistas estudian si pudieran conservarse huellas dactilares o tener otro tipo de rastros biológicos, desde sangre a cualquier otro.

Las malas condiciones del celular tras más de dos meses sumergido en agua salada es el principal escollo. Eso sí, conservaba la tarjeta de memoria cuando, sobre las 11.30 de la mañana del jueves, un joven mariscador de San Ramón de Bealo (Boiro) lo sacó a la superficie en su aparejo, entre almejas y lleno de fango del fondo de la ría. Estaba semienterrado bajo el puente de la autovía, de la mitad del viaducto hacia Cespón, lo que coincide con la hipótesis de que fuese lanzado al agua desde un coche cuando circulaba hacia Taragoña. Una antena de esta localidad captó la última señal del teléfono la madrugada del 22 de agosto y varios testigos declararon ante la Guardia Civil que vieron a Diana bajarse de un coche y subirse a otro en el muelle de Taragona.

Olga Lesende, también mariscadora, prácticamente tuvo en sus manos el teléfono minutos después del hallazgo. "Era un Iphone 6 blanco con carcasa gris plata. Tenía un golpe muy grande, el cristal de la pantalla estallado y la carcasa estaba abierta de la mitad hacia arriba por el lateral en el que tenía la tarjeta", recuerda. Apareció entre arena y fango y "nos pusimos muy nerviosos al pensar que era el de esa chica", Diana. Desde su experiencia, Olga no cree que semejantes daños, sobre todo "el golpe", se hubiera producido al tirar el teléfono móvil desde el puente, sino que "tuvo que ser antes". Los destrozos parecían consecuencia de "un golpe muy grande y seco".

El que conserve la tarjeta SIM no es lo más importante para los investigadores, ya que la información que conserva es muy puntual. Además esos datos ya los tiene la operadora. Lo fundamental en las pesquisas es la memoria interna del terminal.

Comunicado de la cofradía

Y por otra parte, una treintena de mariscadores de la Cofradía de Rianxo regresaron ayer al lugar donde apareció el celular para trabajar con normalidad, aún sabiéndose foco de todas las miradas. No así el joven que halló el móvil, que prefirió ausentarse ante el revuelo tras el hallazgo. La Cofradía emitió un comunicado pidiendo "respeto" a la decisión del mariscador de no hacer declaraciones ni querer mostrar su imagen.