118 kilómetros por hora en un tramo limitado a 30. Dos señales automáticas que advirtieron de la necesidad de reducir la velocidad, y dos respuestas que corroboran que la información se recibió claramente en cabina. Un maquinista a los mandos con más de dos décadas de experiencia, casi la mitad de sus 45 años. Un tren con más de seis lustros, pero que solo cuatro meses antes había superado una inspección exhaustiva. Un descarrilamiento a las 9.25 horas en el punto kilométrico 151+956, a 200 metros del apeadero de O Porriño. 48 heridos. Cuatro muertos. Son los datos exactos, mensurables, de una tragedia inexplicable: el descarrilamiento del Tren Celta, ocurrida la mañana del 9 de septiembre en su recorrido entre las estaciones de Guixar y Campanhã, en Oporto. Inexplicable no por las dudas sobre cuáles fueron las causas, sino porque persiste la pregunta incontestable: ¿Cuál es la razón de que no frenara el conductor? Tres meses después el Juzgado de Instrucción número 2 de O Porriño mantiene la instrucción abierta. A continuación se desgrana qué se sabe sobre lo ocurrido, qué se ha hecho desde entonces y cuáles fueron -a la espera de que la investigación se cierre- las causas de la tragedia.

| Dos avisos, dos respuestas. La apertura de las cajas negras solo unos días después del siniestro reveló que el maquinista, José Arnaldo Moreira, había respondido afirmativamente a las dos señales -precedidas de otras tantas balizas- que le advertían que debía reducir la velocidad del tren. A pesar de eso, el Celta, que había salido minutos antes de las nueve de la mañana de la estación de Guixar, entró a 118 kilómetros por hora en un tramo de O Porriño limitado a 30 km/h, una vía secundaria por la que se había desviado el tráfico mientras se realizaban labores de mantenimiento en la infraestructura principal. Debido a ese tremendo exceso de velocidad el automotor -un modelo diesel S-592- descarriló y recorrió más de 140 metros hasta que impactó contra una torreta eléctrica.

| ¿Qué ocurrió? Imposible saberlo. Lo que revelan los datos que ya se han recabado de las cajas negras del tren es lo que no ocurrió el 9 de septiembre. A pesar de haber respondido a dos señales distintas de advertencia, el maquinista no redujo la velocidad. Arnaldo Moreira, vecino de Ermesinde -en el distrito de Oporto- tenía 45 años y acumulaba una experiencia de 22. Dos días después del descarrilamiento la autopsia confirmaba que no había consumido ni drogas ni alcohol. Se sabe también que Moreira ya había cubierto antes el recorrido Vigo-Oporto y que disponía de la "Consigna Serie B", un manual que cada mes informa a los conductores de las anomalías que se pueden encontrar en el recorrido, con datos actualizados cada diez días. Los primeros en reconocer su estupor al trascender los datos fueron los propios maquinistas, incapaces de explicar el porqué del siniestro: "Es un despiste increíble". Desde entonces se han manejado diferentes hipótesis en el sector, todas en el terreno de la especulación. Una de ellas es que Moreira pudo confundir la señal española para reducir la velocidad a 30 km/h con otra, intermitente pero similar, que en Portugal informa que se pueden alcanzar 100 km/h.

| ¿Se pudo evitar? Otra de las certezas sobre el descarrilamiento es que el tren disponía de un sistema de seguridad ASFA Analógico, que avisa al maquinista pero que en ningún caso frena el convoy si el operario contesta a la señal. Incluso aunque supere la velocidad permitida. Su versión moderna, el ASFA Digital, sí lo hace. En el caso del Tren Celta, como el conductor confirmó que había recibido las alertas, quedaba en su mano minorar la velocidad. Tras el siniestro de O Porriño los sindicatos recordaron que llevaban tiempo reclamando que se extendiera el ASFA Digital a todos los convoyes. "Es una medida de seguridad más que llevan los maquinistas", apuntaba Semaf. Desde CGT se anota que el Digital "hubiera evitado el accidente".

| Las consecuencias. En octubre, un mes después del accidente, Comboios de Portugal (CP) anunciaba que todos los trenes que circulan entre Vigo y Oporto pasarían a disponer del sistema de seguridad ASFA Digital. Desde entonces los sindicatos confirman que el servicio, salvo en un caso aislado, lo han prestado ferrocarriles dotados de este sistema. Carlos Díaz, portavoz de UGT, explica que los trenes circulan entre Vigo y Valença con ASFA Digital; desde allí y hasta Nine usan el sistema de Bloqueo Telefónico y continúan una vez pasado Nine, hasta Oporto, con el Control Automático de Velocidad (Convel), que según detalla Díaz es similar al ASFA Digital. Días después del siniestro la alcaldesa de O Porriño, Eva García de la Torre, reclamaba también el soterramiento de las vías del ferrocarril, que atraviesan la villa.