El relato de las víctimas del presunto pederasta de Ciudad Lineal, las pruebas que confirman la presencia de su ADN en la ropa interior de las pequeñas y las identificaciones en las ruedas de reconocimiento desmontan el alegato de inocencia que pronunció ayer Antonio Ortiz antes de que el juicio quedase visto para sentencia tras 24 sesiones. La vista se inició el 18 de octubre con el silencio de Ortiz, de 44 años. Al igual que en la instrucción, se acogió a su derecho a no declarar ante el tribunal. Ayer, en cambio, la quinta vez que tenía oportunidad de hablar, sí quiso defenderse y lo hizo durante 17 minutos. En su relato se le vio punto de llorar. "Siento mucho lo que le ha pasado a las niñas. Es una barbaridad pero soy inocente señoría", dijo.