Minutos antes de que Ana María Enjamio entrase en el portal acristalado que le costó la vida, un joven de 18 años que reside con su familia en el primer regresaba también de salir por la noche. Entró en su vivienda y, tal y como comentó su madre, se estaba cambiando de ropa cuando escuchó el grito de una mujer. "Mi hijo escuchó el grito de una chica y vino a comentármelo, pero no le dimos importancia porque es un edificio en el que hay muchos estudiantes y suele haber ruido", reconoce esta vecina, quien a pesar de no conocer personalmente a la fallecida, sí la había visto en un par de ocasiones. "Vivía en un piso de alquiler con otras dos chicas, en el cuarto", destacó. Señaló además que la localización del edificio no ayudó a este caso. "Hay muy poca luz y vigilancia, es una zona insegura", asintió.