Adrián Burlacu, el presunto asesino de la joven Elena Marcu tiene un oscuro pasado judicial. En 2013 fue condenado a 4 años de prisión junto a un amigo por retener a dos personas y golpearlas para que revelasen el paradero de su expareja.

Según reconoció ante la Audiencia Provincial de Pontevedra, con la ayuda de un amigo cortó el paso a otro compatriota rumano en la carretera N-640 a la altura de Goiás, en Lalín. Lo sacaron de su vehículo y lo introdujeron en el suyo, donde le golpearon y amenazaron con un cuchillo para que confesase el paradero de la exnovia de Burlacu. Las mismas coacciones ejercieron después contra una mujer a la que también agredieron e incluso llegaron a amenazar con una pistola simulada. Los hechos ocurrieron el 20 de agosto de 2012 con un modus operandi similiar: subieron a las víctimas a su coche y emprendieron un periplo de varias horas por diversas carreteras de Pontevedra, Ourense y Santiago.

La Audiencia les condenó a cuatro años de cárcel y multas de 120 euros cada uno por las faltas de lesiones. Además, les impuso indemnizar a las víctimas con 245 euros por las secuelas sufridas.