El pequeño pueblo portugués de Tamel, en la comarca de Barcelos -a poco más de una hora de la frontera con Galicia- fue escenario ayer de un brutal cuádruple asesinato que tiene la venganza como móvil. Un sexagenario vecino de la zona, Adelino Briote, mató presuntamente de un corte en el cuello a cuatro personas, una de ellas embarazada de siete meses, con las que guardaba una muy mala relación al apuntar varios medios portugueses que dichas víctimas no quisieron declarar en su favor durante la celebración en 2015 de un juicio por violencia doméstica contra el varón.

Los fallecidos son un matrimonio jubilado, António Vale y Maria Glória, 80 y 84 años respectivamente; la mujer María Sameiro, de aproximadamente 60 años de edad y Marisa Rodrigues, de 37 años, que estaba esperando un bebé y por el que no se pudo hacer nada para salvarle la vida, según informan medios locales.

Briote confesó los hechos ante la GNR (Guardia Nacional Republicana) -equivalente en España a la Guardia Civil- aunque rehusó dar explicaciones del motivo. Los vecinos de la zona conocían la enemistad e inquina hacia los fallecidos e incluso alguno de estos ciudadanos llegaron a reconocer, tal y como informan diarios del país vecinos, que les había amenazado con "vengarse" al no apoyarlo en el juicio en el que respondía como acusado.

Los asesinatos se produjeron a primera hora de la tarde. Tanto los cuerpos del matrimonio como el de María Sameiro fueron hallados en sus respectivos domicilios, mientras que la joven embarazada, que cuenta también con un hijo menor de edad, fue degollada en plena calle. Una vez Adelino Briote, de 62 años, cometió presumiblemente los crímenes, acudió a un vecino que resultó ser primo del matrimonio fallecido y le pidió que llamase a la GNR. "No me dio más explicaciones, cuando me habló estaba muy calmado. Cuando llegó el agente, este y Briote entraron en una de las casa y cuando salieron ya estaba detenido", lamentaba José Pereira al diario luso Correio da Manha. Este vecino asegura además que entre las personas a las que supuestamente Briote pretendía dar muerte se encontraría una "quinta víctima" que logró esquivar su ira.

El alcalde de Tamel Joao Abreu también era conocedor de esta animadversión del detenido frente a sus vecinos. Aun así, no esperaba este duro revés para sus convecinos. "Ha sido por venganza, pero aún así nadie se lo esperaba. Todo el pueblo está muy triste porque aquí nos conocemos todos", reconocía Abreu.

Condena por maltrato

Los hechos que desembocaron en este cuádruple crimen se remontan al año 2015, cuando se inició en los tribunales lusos un juicio contra el presunto asesino por un episodio de violencia doméstica. Según recalcan diarios locales, el varón fue juzgado por golpear con una barra de hierro a su hija, que se encontraba embarazada de 17 semanas y a su ex suegra de 75 años -Briote estaba divorciado desde 2013 de su mujer, con la que tenía tres hijos- en la vivienda de la primera. El sexagenario fue condenado a tres años y dos meses de prisión, aunque ingresó en un hospital psiquiátrico para recuperarse, entre otras enfermedades, de la depresión que sufría tras la separación con su expareja. Tan solo cuatro meses después de su salida del centro, regresó a Barcelos y degolló presuntamente a cuatro de sus vecinos por no haberlo ayudado durante el proceso judicial.

Una vez detenido, los miembros del GNR procedieron a la búsqueda del arma homicida, la cual había arrojado al tejado de uno de los edificios de la zona. Varias agencias portuguesas se hicieron eco de la atribución de cuatro delitos de asesinato y otro de aborto.