El agente de la Guardia Civil de Verín que fue juzgado por el Tribunal Militar de A Coruña por insultos a un superior fue condenado a cuatro meses de prisión. El demandado conoció ayer la sentencia que implica su ingreso en la cárcel madrileña de Alcalá Meco y el cumplimiento íntegro de la pena, si bien la asociación UniónGC ya anunció que presentará recurso contra esta resolución y llegará "a instancias europeas si hace falta".

El colectivo ya anticipó que llegaría "hasta el final" a principios de mayo, cuando el secretario general, Ramón Rodríguez, y el responsable gallego, José Freire, hicieron público el caso y calificaron de "inadmisible" y "auténtica barbaridad" la aplicación del código penal militar a unos hechos que afectan al ocio en el ámbito privado de los agentes. De hecho, a este sistema se recurre únicamente ante situaciones de estado de sitio, guerras o misiones internacionales. No obstante, la discusión que llevó al guardia de Verín ante el tribunal militar tuvo lugar en un partido de fútbol, una pachanga convocada por WhatsApp en septiembre de 2014 en la que participaron agentes y vecinos de la villa del Támega.

El pasado 3 de mayo se celebró la vista y, tal y como habían declarado con anterioridad, los participantes en el partido de fútbol atribuyeron la bronca entre el sargento y su subordinado a un "lance normal del juego" sin llegar a concretar que se produjesen los insultos que alegó el superior. En su declaración, este indicó que el agente profirió diversos insultos y amenazas contra él. Según su testimonio, le dijo a los compañeros "rompedle las piernas" y "dadle duro en la cabeza", y posteriormente le llamó payaso en "tono agresivo".

Por su parte, el guardia civil condenado afirmó que fue su superior el que le mandó callar advirtiéndole: "Te vas a cagar". El guardia civil ya fue objeto de un expediente disciplinario a nivel interno y fue sancionado por insubordinación con cinco días sin sueldo.

Ya en aquel momento declararon ambos implicados y el resto de jugadores, que alegaron no haber oído ningún insulto. De ahí que el ahora condenado denunciase por falso testimonio a dos superiores que no jugaron el partido pero que declararon en su contra.