El próximo 4 de julio se cumplen dos años de la entrada en prisión preventiva del ourensano Arturo Domínguez como supuesto autor de la muerte a tiros de su expareja, Beatriz Rodríguez Mariño, de 30 años, y del actual novio de esta, Sergio Rodríguez, hallados dentro del coche de este último en las inmediaciones del monte de A Telleira, en Arbo. Precisamente al haber transcurrido este período de tiempo sin que el caso llegase todavía a juicio, la Fiscalía y acusación particular han solicitado la prórroga de la prisión para este vecino de Padrenda. Por su parte, su defensa ha solicitado su puesta en libertad provisional hasta la celebración del juicio, previsto para finales de este verano.

Domínguez compareció ayer ante la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Pontevedra, donde tuvo lugar la celebración de la vista que decidirá si el acusada del doble crimen regresa al penal de A Lama o sale en libertad provisional. Tanto la Fiscalía como las acusaciones particulares reivindicaron esta prórroga de la pena privativa de libertad al entender la gravedad del delito por el que está imputado y la proximidad a la fecha del juicio, lo que no beneficiaría de muchos días de libertad a Arturo Domínguez previo juicio. En los próximos días se conocerá la resolución de esta comparecencia.

Domínguez Sebastiá se enfrenta a 50 años de prisión, pena solicitada por la acusación particular (25 años por cada asesinato) mientras que el fiscal requirió para él una condena de 46 años. En su escrito de acusación, el representante del Ministerio público definió al acusado como una persona "posesivo, controlador y violento". "Tenía un carácter posesivo respecto a Beatriz, extremadamente controlador y violento (...), en ocasiones llegando a colocar un aparato de videograbación en la rotonda situada a 25 metros de la vivienda de la fallecida para comprobar la hora a la que pasaba ella con el coche y si iba sola. Igualmente solicitó a un conocido que introdujera algún sistema de control remoto en su móvil para controlarle los whatsApps, dónde se encontraba en cada momento y si estaba sola o con su nueva pareja, Sergio", expone el fiscal, quien recoge que Sebastiá "disparó a matar" y tuvo "21 horas para deshacerse del arma utilizada, del móvil de Sergio y eliminar cualquier rastro que lo vinculase con los crímenes".