La sección primera de la Audiencia Provincial de A Coruña ha absuelto de un delito de asesinato a un hombre que intentó matar a su novia en Boqueixón, al considerar que padece alteraciones psíquicas, por lo que tendrá que pasar diez años de internamiento en un centro de tratamiento de enfermedades mentales.

El procesado ha sido absuelto del delito de intento de asesinato por el que fue juzgado al apreciar la circunstancia eximente de alteración psíquica.

El tribunal lo condena a "internamiento por un periodo de diez años en centro adecuado para el tratamiento de la enfermedad psíquica que padece", así como a la prohibición por un plazo de diez años de acercarse a la víctima, a su domicilio o a su lugar de trabajo, a una distancia inferior a quinientos metros, o de comunicarse con ella durante ese tiempo por cualquier medio".

La sala concluye que cuando clavó unas tijeras a su novia se encontraba "en una fase de brote psicótico" en el que "la alteración del pensamiento y la percepción generaron en el sujeto una grave alteración emocional, conductual y de percepción de la realidad que anulaba sus facultades intelectivas y volitivas".

El procesado pidió perdón en su día a la víctima y aseguró que le gustaría curarse cerca de su familia del trastorno mental que padece y que le llevó a actuar contra la que entonces era su pareja el 20 de junio de 2015.

El procesado, de veintiséis años, causó supuestamente numerosas heridas a su novia con unas tijeras en la cabeza, la nuca, la garganta y el pecho, entre otras partes del cuerpo.

"Me gustaría curarme. Dicen los médicos que estoy enfermo. Me llevo bien con mi familia a pesar de lo que se ha dicho, me gustaría estar lo más cerca posible de ellos", dijo en su día.

Su defensa insistió en su exención de responsabilidad penal porque sufrió un brote psicótico, por lo que solicitó que sea internado en un centro psiquiátrico donde se le realice un seguimiento quincenal para determinar su estado mental y qué tratamiento debe seguir.

La Fiscalía, por su parte, reconoció también la eximente completa por el trastorno mental que sufre, por lo que calificó los hechos como asesinato, aunque sostuvo que debe pasar quince años en un centro penitenciario psiquiátrico y abonar 66.900 euros a la víctima, cantidad aceptada por la defensa.

La acusación particular se adhirió a la calificación de asesinato, aunque discrepó en la existencia de una circunstancia eximente, pues mantuvo que no está probado que se haya producido un brote psicótico en ese momento y pide diecisiete años de cárcel -al considerar la atenuante relacionada con el trastorno mental- y el pago de 85.600 euros.

El procesado confesó en su día que es culpable, pues a pesar de que no recuerda nada, sabe que él estaba solo en casa con su pareja cuando la encontró con numerosas heridas.

Reconoció que "tenía paranoias" y pensaba que todo el mundo estaba en su contra: "Lo veía todo como si estuviera en una película", dijo.

"Aquella noche cenamos, estuvimos hablando, luego fui a tomar la medicación y fue cuando pasó todo. Me encontraba mal por la angustia que tenía todos los días, pero no discutimos. No recuerdo qué pasó, tengo flashes", continuó.

Su pareja, víctima de lo ocurrido, explicó que él nunca le había puesto "la mano encima", aunque sí había habido "malos comportamientos" y discusiones.

Declaró que estaba medio dormida cuando su pareja la sorprendió primero intentando asfixiarla y posteriormente con numerosas heridas provocadas por unas tijeras, por lo que le pidió que parase al tiempo que le prometía que se casaría con él y que no contaría nada, aunque huyó en cuanto pudo.

Dos psiquiatras forenses comentaron que el acusado fue ingresado un mes para conseguir "un diagnóstico con máximas garantías" y se determinó que padece un trastorno esquizofreniforme, que implica una posible esquizofrenia por la larga duración de los síntomas, y un trastorno de personalidad, principalmente con rasgos paranoides, que será continuo toda su vida.

Este diagnóstico les pareció "compatible" con su versión de los hechos y su argumento de que no recuerda nada, pues los síntomas entrañan una alteración del "pensamiento y la percepción".

"Su cuadro clínico supone que la capacidad para entender y obrar pudo quedar anulada la noche en que supuestamente se produjo la agresión: "No tenemos ninguna duda de que había un episodio psicótico agudo", agregaron.